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Los aranceles deseados por Donald Trump entran en vigor este jueves 7 de agosto y afectan a varias decenas de países, golpeados por montos que van del 10 al 50%. Solo un puñado de economías continúan negociando con la Casa Blanca, como China, que obtuvo una tregua que termina el 12 de agosto. Por el momento, está gravada con un 30%. Entretanto, Trump ha decidido actuar contra la evasión de aranceles por parte del gigante asiático.
El presidente estadounidense esgrime una nueva arma: un recargo del 40% para luchar contra una práctica que consiste en hacer transitar un producto por un país donde los aranceles son menores. Esta estrategia, adoptada por algunas empresas de China, consiste en hacer realizar el ensamblaje final de los productos en Vietnam o México, para evitar la etiqueta “Made in China” y beneficiarse de impuestos reducidos.
Otros países, como Tailandia o Indonesia, también son utilizados como zonas de tránsito, desde las cuales es más fácil exportar hacia Estados Unidos.
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Espada de Damocles
Es cierto que las exportaciones chinas hacia varios países del Sudeste Asiático han experimentado un aumento considerado “anormal” a principios de año. Sin embargo, sigue siendo difícil determinar si estos productos son luego reexportados hacia Estados Unidos.
Para Donald Trump, el objetivo es claro: crear suficiente inquietud entre los países de tránsito como Vietnam, ahora bajo la amenaza de una espada de Damocles. Pero la tarea se anuncia difícil para los servicios de aduanas, que deberán determinar con precisión el origen real de los productos, y si son importados de manera indirecta o no.
Efectos negativos en Estados Unidos
Si el presidente estadounidense continúa felicitándose por su política comercial, en Estados Unidos los efectos negativos de estas medidas comienzan a hacerse sentir, especialmente en los pequeños comercios, informa la corresponsal de RFI en Nueva York, Loubna Anaki.
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En el barrio de Astoria, la tienda-restaurante de Rick White es una institución. Hace 12 años que ofrece queso, cerveza y vino importados, pero también productos locales. Una actividad que lo coloca en primera línea de los aranceles impuestos por Donald Trump. “Ya estamos afectados. Hemos comenzado a ver nuestros costos aumentar del 10 al 25%. Para una gran parte del queso que importamos de la Unión Europea, los precios están aumentando lentamente”.
Una situación a la cual este comerciante tendrá que adaptarse. “Lamentablemente hemos tenido que aumentar algunos de nuestros precios. Hay productos en los que podemos, por el momento, resistir, pero no siempre es posible. Y un gran número de los comerciantes del barrio dicen lo mismo”, agrega.
Y contrariamente a algunos de sus vecinos comerciantes que se abastecieron de productos por anticipado, él no puede hacer nada para atenuar el golpe. “La gran mayoría de nuestros productos es perecedera. No es como si pudiera almacenar por anticipado toneladas de quesos y esperar revenderlos. Simplemente no es factible”. Rick White asegura mantenerse optimista de todos modos y dice contar con la fidelidad de sus clientes para atravesar este período.
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