El éxito en la batalla contra el COVID-19 sigue siendo “frágil”, anunció la canciller, Angela Merkel, tras haberse reunido con los dirigentes de los 16 Estados regionales en una conferencia de prensa telemática, sin embargo se suavizarán suavizará las medidas de restricción con la reapertura de sus tiendas.

La recuperación de algunas actividades empezará ya el próximo lunes, coincidiendo con el fin de las vacaciones de Semana Santa, en que se reabrirán bibliotecas, archivos y museos.

Las concentraciones de más de dos personas seguirán vetadas hasta el 3 de mayo y las reglas de distanciamiento de al menos 1,5 metros continuarán estando en vigor, añadió la canciller. 

Las escuelas podrán empezar a abrir sus puertas a partir del 4 de mayo, empezando por los alumnos mayores. 

Para acompañar el levantamiento progresivo de las reglas, el gobierno recomienda el uso de mascarilla en tiendas y en el transporte público.

El cierre de restaurantes y comercios no esenciales y el distanciamiento social son medidas que “funcionan” contra la pandemia, indicó por su parte el instituto Robert Koch, encargado de la vigilancia epidemiológica, pero han hundido la economía alemana.

Alemania se encuentra en recesión “desde marzo”, indicó el miércoles el Ministerio de Economía, que advirtió que esta situación podría durar “hasta mediados de año” y previó también un empeoramiento de la situación en abril.

Ya muy debilitada durante todo 2019 por las tensiones comerciales internacionales, la economía alemana padece ahora las consecuencias de la crisis del coronavirus.

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Estudios de los principales institutos económicos pronosticaron la semana pasada que el PIB alemán se desplomará 10 % en el segundo trimestre, un nivel sin precedentes en la historia reciente.

Según esas mismas fuentes, la tasa de desempleo aumentará hasta 5,9 % de la población activa, es decir, 2,5 millones de personas.

La industria exportadora, pilar de la economía alemana, se ve particularmente afectada por la crisis.

Dentro de la industria, el sector automovilístico está sufriendo su peor caída en casi 30 años debido a la crisis del coronavirus que, según directivos de BMW, amenaza incluso la existencia de grandes grupos.

Varios fabricantes, como Daimler y Volkswagen, cerraron parte de sus plantas y la producción se redujo un 37 % en marzo, mientras que la demanda nacional cayó 30 %, según la federación de fabricantes alemanes.

El influyente dirigente de la región de Renania del Norte Westfalia, el conservador Armin Laschet, ha presionado recientemente a Angela Merkel pidiendo “una perspectiva de normalización” para salir de las drásticas restricciones.

Aunque las medidas de contención se suavicen, la situación solo podrá mejorar progresivamente, advirtió el miércoles el ministerio de Economía.

La pandemia por el COVID-19 ha provocado en Alemania más de 127.000 contagios y casi 3.300 decesos.