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El presidente de EE. UU., Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, mantuvieron este viernes una conversación telefónica que ambos describieron como “constructiva” y que abre un nuevo capítulo en las tensas relaciones entre Washington y Beijing. La llamada sirvió para avanzar en un posible acuerdo sobre el futuro de TikTok en territorio estadounidense y para confirmar un próximo encuentro presencial entre ambos líderes a finales de octubre en Corea del Sur, en el marco del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).
TikTok, eje principal en las negociaciones entre Donald Trump y Xi Jinping.
Trump adelantó que planea visitar China a principios de 2026, mientras que Xi viajaría posteriormente a Estados Unidos, en un intercambio de visitas que, de concretarse, marcaría un intento de normalización diplomática tras años de fricciones comerciales y geopolíticas.
Uno de los temas centrales de la conversación fue, y seguirá siendo, TikTok, la popular aplicación de videos cortos de la empresa china ByteDance. Desde que el Congreso de Estados Unidos aprobó el año pasado una ley que obliga a la plataforma a venderse o separarse de su matriz china para evitar una prohibición en el país, TikTok se ha convertido en un símbolo de la disputa tecnológica y comercial entre Washington y Beijing.




Trump, que ha prorrogado en repetidas ocasiones el plazo de cumplimiento de esa ley, reiteró que la aplicación tiene un “valor enorme” y que su permanencia en Estados Unidos depende de que se garantice la seguridad de los datos de los usuarios. “Me encanta TikTok. Me ayudó a ser elegido”, aseguró en una conferencia de prensa previa a la llamada de este 19 de septiembre con Xi, subrayando tanto la influencia de la red social como su propio interés político en mantenerla operativa.
Según funcionarios estadounidenses, esta semana se alcanzó un acuerdo marco que establecería un modelo de propiedad mayoritariamente estadounidense para las operaciones de TikTok en el país, aunque persisten interrogantes clave: la transferencia del algoritmo desarrollado por ByteDance, la participación residual que Beijing podría mantener y la supervisión sobre el uso de los datos.
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Legisladores en Washington, tanto demócratas como republicanos, insisten en que el control del algoritmo y la información de los usuarios debe quedar “realmente en manos estadounidenses”.
China, por su parte, ha señalado que está dispuesta a permitir el uso de ciertos derechos de propiedad intelectual, incluido el algoritmo, siempre que se respeten sus intereses estratégicos. La agencia oficial ‘Xinhua’ informó que Xi pidió a la parte estadounidense evitar medidas comerciales unilaterales y destacó la importancia de “mantener unas relaciones bilaterales estables y mutuamente beneficiosas”.
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Comercio y tensiones bilaterales
Aunque TikTok es un tema crucial para las dos partes, la agenda bilateral también sigue marcada por una guerra comercial que ha dejado heridas profundas en ambas economías.
Durante la llamada de este viernes, el presidente chino aseguró a su homólogo estadounidense que Washington “debe evitar adoptar medidas comerciales restrictivas unilaterales”.
Según la transcripción de la conversación, difundida por la agencia oficialista ‘Xinhua’, el presidente chino subrayó que el gigante asiático y Estados Unidos “pueden lograr un éxito mutuo y una prosperidad compartida, en beneficio de ambos países y del mundo”.
Desde que Trump regresó a la Casa Blanca el pasado enero, ha impuesto aranceles adicionales del 20% sobre productos chinos, alegando que el gigante asiático no ha hecho lo suficiente para frenar la entrada de sustancias químicas usadas en la producción de fentanilo.
Las represalias chinas y las restricciones cruzadas han golpeado especialmente al sector agrícola estadounidense. Entre enero y julio de este año, las exportaciones de productos agrícolas a China cayeron un 53% con respecto al mismo período de 2024.
Los descensos fueron aún más drásticos en algunos cultivos, como el sorgo, cuyas ventas se desplomaron un 97 %. “Todavía hay tiempo para revertir esta situación, pero la frustración entre los agricultores está creciendo”, advirtió Josh Gackle, presidente de la Asociación Americana de la Soja.
A estas dificultades se suma la disputa por las exportaciones de tierras raras —minerales estratégicos para la industria tecnológica y de defensa—, que China restringió a mediados de año. La llamada de este viernes buscó rebajar la tensión, aunque no se anunciaron avances concretos en este frente.
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Un tablero geopolítico más amplio, de cara a la cumbre de APEC
La conversación también abordó cuestiones de seguridad internacional, entre ellas la invasión rusa a Ucrania y la crisis del fentanilo. Trump afirmó que la paz en Europa del Este podría llegar si los países del Viejo Continente “imponen aranceles más altos a China”, aunque no especificó si planea endurecer medidas contra Beijing por sus vínculos comerciales con Moscú.
En paralelo, persisten otros puntos de fricción que, aunque no fueron el eje de la llamada, continúan condicionando la relación bilateral: la situación en Taiwán, las reivindicaciones territoriales de Beijing en el mar de China Meridional y las tensiones militares en la región del Indo-Pacífico.
Estos asuntos han quedado parcialmente eclipsados en la agenda estadounidense por la escalada iraelí en Gaza y la invasión rusa a Ucrania, pero siguen siendo fuentes de desconfianza entre Washington y Beijing.
Los analistas coinciden en que la cita de octubre en Corea del Sur será una prueba crucial para medir la capacidad de ambos líderes de transformar la distensión verbal en resultados tangibles. “Ambas partes tienen un fuerte deseo de que se celebre el encuentro de líderes, mientras que los detalles se centran en el acuerdo comercial y en los resultados que ambas partes puedan obtener”, señaló Sun Yun, director del programa de China en el Stimson Center, con sede en Washington.
El Gobierno chino también quiso enviar un gesto de buena voluntad antes de la llamada: esta semana permitió la salida de un banquero estadounidense al que se le había prohibido abandonar el país durante varios meses. El caso, que afectaba a un directivo de Wells Fargo, había sido interpretado en Washington como un indicio de la creciente presión política y judicial sobre empresas extranjeras en China.
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Un camino incierto
Pese al tono conciliador de la conversación y a la posibilidad de un acuerdo sobre TikTok, la relación entre Washington y Beijing sigue sujeta a una volatilidad estructural.
Las rondas de negociación comercial han multiplicado las treguas temporales, pero las diferencias de fondo en materia tecnológica, de seguridad y de política exterior siguen sin resolverse.
Como recordó el portavoz de la Embajada de China en Washington, “la diplomacia de jefes de Estado desempeña un papel insustituible al proporcionar orientación estratégica para las relaciones entre China y Estados Unidos”.
De la reunión del próximo octubre y de los pasos posteriores dependerá si esa diplomacia logra materializar avances concretos o si los gestos de distensión se diluyen en un escenario de rivalidad cada vez más global.
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Con Reuters, EFE y AP
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