Escrito por:  Redacción Mundo
Jun 30, 2023 - 5:25 am

“Esta noche, nuestros policías, gendarmes y bomberos han hecho frente de nuevo, con valentía, a una violencia inusual. Siguiendo mis instrucciones de firmeza, practicaron 667 detenciones”, indicó en su cuenta de Twitter el ministro Gérald Darmanin. Según el ministerio, 249 policías y gendarmes resultaron heridos, ninguno de ellos de gravedad.

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La tercera noche de disturbios en Francia dejó un halo de 500 edificios públicos y 1.900 vehículos incendiados pese a la movilización de 40.000 policías y gendarmes por el gobierno, que insiste en que su prioridad es “restablecer el orden republicano”. Grupos de manifestantes también saquearon tiendas en numerosas ciudades de la periferia de París y en varias localidades de provincia.

Esas cifras de destrucciones, filtradas por la cadena BFMTV este viernes, muestran la amplificación de las protestas, que en muchos casos se han dirigido contra ayuntamientos, escuelas, comisarías, tribunales, pero también centros de impuestos, bibliotecas o depósitos de autobuses.

La violencia estalló el martes en las afueras de París y se extendió a otras partes de Francia después de la muerte de Nahel, de 17 años, por un disparo a quemarropa de un agente en un control vial que quedó registrado en video. El agente, de 38 años, fue puesto en prisión preventiva acusado de homicidio voluntario.

Anticipando otra noche con más disturbios, el gobierno francés había desplegado el jueves 40.000 agentes en todo el país, 5.000 de ellos en París. Por segundo día consecutivo, el presidente de Francia Emmanuel Macron encabezará este viernes una célula interministerial de crisis en París, según anunciaron sus servicios.

Incendios y saqueos en Lille, Francia

Pequeños grupos dispersos jugaban el jueves al gato y el ratón ante un importante contingente policial en Lille, en el norte de Francia, donde tres noches de violencia han dejado ayuntamientos municipales quemados o apedreados, saqueos y desperfectos.

Como otras ciudades francesas, esta urbe de millón y medio de habitantes cerca de la frontera con Bélgica es escenario de disturbios desde el martes. En el barrio popular de Wazemmes, los bomberos terminan de extinguir de madrugada el incendio que dañó la planta baja del ayuntamiento del distrito, ahora con la fachada ennegrecida.

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“Quemar un ayuntamiento es inútil”, considera ante el edificio Sofiane, un conductor de autobús de 22 años, mientras en la lejanía se escuchan los disparos de fuegos artificiales. “El policía que hizo esto no tenía por qué hacerlo”, dice sobre el agente que disparó contra el joven adolescente Nahel. “Pero atacar lugares públicos, qué más da, no tiene nada que ver”.

“Es inadmisible”, esto “afecta a la población”, se indigna Brice Lauret, concejal del barrio que acudió al lugar de los hechos. “Puedo entender la cólera, pero no la violencia”, agrega.

En otro barrio humilde, en Fives, el ayuntamiento de distrito fue apedreado y sus ventanas quedaron rotas, dijo la alcaldía de Lille. Y hay “muchos saqueos” de tiendas y supermercados, añadió. Los responsables son “pequeños grupos muy móviles, compuestos de [gente] muy joven”, que golpean “por todos lados”.

Fuerte despliegue policial

La ciudad está atestada de fuerzas de la policía, entre ellas unidades de élite, y sobrevolada por un helicóptero y drones de vigilancia después de la violencia de la noche anterior.

Después de medianoche, la tensión aumentaba en Roubaix, uno de los municipios más pobres de Francia. La policía bloqueaba el acceso a un teatro con numerosos cristales rotos.

Al lado los restos de una barricada en llamas se terminaban de consumir y en el cielo volaban fuegos de artificio. Los primeros incidentes empezaron sobre las 21H00 en la zona de la comisaría central de Lille, donde la prefectura había prohibido toda congregación.

Móviles y dispersados, pequeños grupos de jóvenes calaron fuego a contenedores y vehículos y destrozaron escaparates de una calle comercial. Algunos rompieron la cristalera de un supermercado para hacerse con algunos refrescos. Los agentes, a bordo de un vehículo blindado, intervinieron varias veces para intentar dispersarlos.

La prefectura, que había prohibido cualquier congregación en esa zona, anunció la detención de seis personas en ese sector y de un total de 24 en la ciudad al comienzo de la noche. “La policía piensa que todo está permitido. Han matado a un joven inocente, deberían parar”, dijo un transeúnte de 16 años.

“La muerte de Nahel es demasiado grave, es injustificada”, considera cerca de ese lugar un joven de una veintena de años. “Pero la reacción es equivocada. Degradar los servicios públicos no sirve de nada” porque “es nuestro dinero el que va a reparar todo esto”, añade.

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