Aunque actualmente las huellas que dejó en ella la fuerte experiencia que vivió en el país norteamericano son su herramienta para inspirar a otros a salir adelante, en su momento conoció el precio de sus decisiones en unas condiciones que no le desea a nadie.

En el 2002, cuando apenas tenía 22 años. Sandra perdió a su hermano mayor en un accidente de avión y quedó al frente del negocio que él había montado, junto con sus otros tres hermanos.

Una situación de iliquidez hizo que la empresa quebrara y luego llegaron las malas decisiones: Sandra aceptó llevar una maleta con dos kilos de droga a Nueva York, pero cuando iba a ‘coronar’, la pillaron. No lleva dos, sino ocho kilos de heroína.

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Ramón pasó 15 meses en un centro de reclusión que calificó como “de los peores” de su vida. El resto de su condena de tres años la pagó en una prisión federal en La Florida, que fue donde decidió aprovechar el tiempo para crecer, en lugar de seguir hundiéndose.

“La situación fue diferente, había 1.200 mujeres, pero podía estudiar. Aprendí inglés, trabajé, crecí y me fortalecí […] No dejaba de ser duro”, le contó Sandra a Vea.

Esa experiencia le sirvió a Sandra como motor para salir adelante. Al regresar a Colombia, con 25 años, decidió convertirse en actriz. Seis años más tarde se certificó en danza oriental y se vinculó a la Fundación Acción Interna, de Johana Bahamón para dar clases de teatro en las cárceles.

Actualmente, Sandra es coach de vida y empresarial y dicta talleres y asesorías a través de su Instagram @sandraramoncoach.