El sacudón que le metió a la campaña con miras a las elecciones presidenciales de mayo el encuentro entre el papa Francisco y Gustavo Petro siguió teniendo repercusiones este fin de semana. Los analistas y opinadores se ocuparon del tema desde diferentes perspectivas, después de que los precandidatos se manifestaran y hasta el presidente Iván Duque tuviera algo que decir. Eso sin contar los incontables puntos de vista e interacciones expresadas en redes sociales.

Eso solo confirmó un hecho al que la Iglesia católica le quiere bajar el tono: el que Francisco recibiera a Petro fue un acto de altísimo contenido político que solo beneficia al precandidato del Pacto Histórico. Es imposible que un hombre como el papa, jefe del Estado Vaticano —y, desde esa dignidad, observador y actor de primerísimo orden en la política que determina, no el rumbo de un país tercermundista, sino el del mundo entero—, no hubiera tenido en cuenta el efecto que su reunión con el político de izquierda podría tener en Colombia.

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“El papa tiene especial cariño e interés por Colombia, y […] la comunidad internacional sigue de cerca los procesos políticos del país y, en especial, la búsqueda de la paz y la reconciliación”, fue lo que le dijo monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, a Semana. “Esta audiencia privada […] hay que leerla en este contexto. En ningún momento podemos leerlo como que el papa va a tomar partido por una u otra opción política de las que están compitiendo por la presidencia de Colombia. […] El papa actúa inspirado por el Evangelio, no por móviles políticos […]”.

Pero la carga de profundidad que representó el encuentro, el efecto político que está produciendo en el país, queda en evidencia al ojear las opiniones de varios columnistas que han sido duros y permanentes críticos de Petro y de sus propuestas. Solo en Semana, tres de sus columnistas ahora le reconocen a Petro esta victoria. El titular de la columna de Salud Hernández-Mora lo dice todo y es lapidario: ‘Ganó Petro, perdió el papa’.

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María Andrea Nieto, otra acérrima detractora del exalcalde de Bogotá, comienza su columna en esa misma revista así: “La reunión que sostuvo […] Petro con […] Francisco fue un ‘golazo’, un ‘hoyo en uno’, un ‘home run’. Un hecho político contundente que dejó por el suelo a sus contrincantes”. En tanto, Luis Carlos Vélez anticipa que su columna fue escrita “para subrayar que Petro está haciendo una campaña perfecta. […] No pasa un día sin generar un hito político que lo ponga en la conversación nacional”.

Es evidente que el encuentro, del que el Vaticano se cuidó de que no trascendiera, aunque el mismo Petro filtró algunos de los temas que abordaron, sí representa un guiño del máximo jerarca de la Iglesia católica en el mundo que asumen millones de colombianos, un país con profundo arraigo católico. Pero el papa también tendría intereses para aceptar la reunión.

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Nada de esto pasa inadvertido en un país mayoritariamente católico. Es un hecho que el Papa no podía soslayar. Porque si Francisco anda de mano cogida con él, es porque Petro no puede ser ese ‘diablo’, como se lo ha querido caracterizar”, escribió María Isabel Rueda en El Tiempo. Además, planteó dos razones por las que el sumo pontífice pudo haber recibido a Petro: una es que “a lo mejor, lo ve útil como el hombre para abrir los caminos de paz con el Eln”.

Por otra parte, según Rueda, “Francisco puede creer que Petro es la llave que necesita para abrir esa puerta” con Venezuela, en donde “él mismo [el papa] perdió su interlocución”. Para esta columnista, las relaciones de los obispos y cardenales con Maduro son muy malas. “Y si [Francisco] no las recupera, es poco o nada lo que podrá influir el Vaticano en el futuro político y social del continente”.

Qué dijo Rodolfo Hernández de Gustavo Petro

En el plano del pragmatismo político, ninguno de los otros aspirantes a la presidencia de la república tendría esos alcances que le está atribuyendo, desde la perspectiva de Rueda, el papa a Petro. Para disipar todas estas especulaciones —aunque, en realidad, ni siquiera las debe considerar—, pero, sobre todo, para guardar las premisas universales del decoro, el equilibrio, la equidad y las buenas maneras, el papa debería recibir a Rodolfo Hernández, hasta ahora el otro precandidato colombiano que, confirmado, ya le hizo la solicitud al nuncio en Colombia.

Nada obliga al sumo pontífice a recibir a Hernández o a otro candidato que se lo pida. Pero, de no hacerlo, se impondría la conclusión a la que están llegando muchos en el sentido de que el papa sí está haciendo votos para que Petro llegue a la presidencia. Aunque, como reza el adagio popular, el que primero se arrodilla primero se confiesa, Hernández entiende, como los demás aspirantes, que Petro ya pegó primero.

Sin embargo, espera que lo inviten “muy posiblemente” antes del 13 de marzo. Y, con su estilo desparpajado, desmitifica el encuentro entre Petro y el papa: “No es una audiencia con el Papa, como dijo Petro. Eso es paja. Puras mentiras. Sí es una conversación en la residencia en la que vive el Papa […]”, le dijo a El Tiempo. “La oficina del Papa solo es para jefes de Estado y cancilleres; y Gustavo y yo pues no somos jefes de Estado, somos unos pendejos que estamos luchando para ver quién vota por nosotros”.