En un artículo que publica este sábado Semana (titulado en su versión web ‘Álvaro Uribe e Iván Cepeda: una batalla judicial sin fin’ y en la impresa ‘Los giros de una guerra judicial’) esa revista asegura en el sumario o bajada de la nota que “son siete años de disputa entre el expresidente […] y el senador […]”.

La idea la recoge del último párrafo del artículo, que señala: “Después de siete años, el pulso se mantiene y no cerrará pronto. Cepeda y Uribe no solo seguirán enfrentados en los tribunales, sino también en la arena política. Al final, ambos esperan las decisiones de la justicia”.

Tanto el comienzo como el final de la nota reflejan el propósito de quien la escribió de tender al equilibrio buscando solo dejar plasmados los hechos que se han presentado en este capítulo de la historia política y judicial del país.

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De hecho, en solo 12 párrafos, logra consignar los hitos más relevantes de la disputa entre el político de izquierda y el de derecha, que refleja la confrontación de esas dos tendencias que tienen polarizado al país, y contra las que, en todo caso, vienen surgiendo fuerzas alternativas para disputar el poder en las elecciones presidenciales de 2022.

Desde la perspectiva de Iván Cepeda, no es cierto lo que afirma la revista sobre el tiempo que lleva su disputa con Uribe, es decir, siete años. Para el senador, ese es “un detalle ilustrativo” del modo en que Semana “informa” sobre el caso Uribe.

En su cuenta de Twitter, Cepeda escribe ese “informa” entre comillas para darle ambivalencia a la palabra que es determinante en la labor de los medios de comunicación. En otras palabras, es una manera de poner en duda la labor informativa de la publicación.

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Después de eso, precisa que toda la pela judicial con Uribe comenzó cuando el expresidente radicó una denuncia en su contra el 23 de febrero de 2012. O sea, dos años antes de lo que estima Semana, con lo cual no serían siete, sino nueve años de confrontación ante los jueces.

Si bien el dato que le corrige Cepeda a Semana es relevante para cuantificar el tiempo de la disputa, no necesariamente lo es frente a la magnitud de las acusaciones y señalamientos mutuos entre él y Uribe que debe dirimir la justicia colombiana.

La corrección es, más bien, un botón de muestra de la cerrada lucha entre los dos líderes políticos, que se disputan milímetro a milímetro (en este caso, dato a dato; palabra a palabra) el espacio político con miras a las elecciones del año entrante.