El nombre de Íngrid Betancourt viene sonando cada vez más en el país. Aunque había optado por apartarse de la vida pública y de la política después de su secuestro por parte de las Farc y posterior liberación en una operación militar célebre porque no se hizo ni un tiro, en las últimas semanas ha venido captando la atención de la opinión pública.

Primero, porque junto con Juan Manuel Santos escribió el libro ‘Una conversación pendiente’ que, de acuerdo con la editorial que lo publicó, es “una larga conversación sobre la Colombia que ambos vivieron y padecieron”, y después porque, con ocasión de la resurrección del partido Nuevo Liberalismo, ella está solicitando al Consejo Nacional Electoral (CNE) que también le devuelva la personería jurídica al partido que ella fundó: Verde Oxígeno.

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Todo, en medio de la campaña electoral que vive Colombia con miras a las elecciones presidenciales de 2022. En diferentes intervenciones, Betancourt ha manifestado su simpatía por la denominada Coalición de la Esperanza, que reúne varios proyectos alejados de las extremas de izquierda y de derecha. Su voz tiene peso específico en la política colombiana y hay expectativas por lo que pueda hacer en la contienda electoral.

Por eso, llama la atención lo que dijo sobre Gustavo Petro, candidato presidencial del denominado Pacto Histórico, en una entrevista con El Espectador. Si bien Betancourt admite que con el líder de la Colombia Humana tiene “una relación de amistad”, y que lo admira y lo respeta, con él no ha vuelto a hablar “desde hace años”.

Recuerda también que apoyó a Petro en la segunda vuelta presidencial del 2018 “preocupada por el futuro del Acuerdo de Paz y convencida de que él daba mayores garantías que Iván Duque”. Sin embargo, para Betancourt, “Hoy […] Petro aparece como candidato de una izquierda radicalizada, con varias propuestas que no comparto y con una retórica a veces incendiaria que me aleja”.

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Me parece que Colombia debe salir de la polarización, de esos odios y de una política empeñada en pasar cuentas de cobro y castigar utilizando el poder del Estado”, agrega la política en el diario capitalino. “Todo eso me inquieta y, por lo tanto, no lo apoyo para estas elecciones. Lo que no encuentro en Petro, lo encuentro en la Coalición de la Esperanza, es decir, seguridad; la posibilidad de hacer un cambio muy profundo, pero sereno, sin violencia, sin extremos, sin polarización y sin corrupción”.

Pero hay otro factor que le resulta preocupante a Betancourt sobre Petro. “Es el hecho de que entre las personas que han llegado a apoyar a Petro hay algunas reconocidas por sus desmanes políticos y su historial de testaferrato y corrupción. Eso es algo que me disuade, y no puedo cerrar los ojos, porque esa es la manera como sobrevive este sistema que nos tiene a todos secuestrados”, agrega en el rotativo.

Y en ese punto hace una comparación entre Petro e Iván Duque para lanzar, de nuevo, críticas al Gobierno actual: “Fue lo que le pasó a Duque: era un buen candidato hasta que le llegaron los paramilitares, los narcotraficantes y políticos cuestionados. Su gobierno es el resultado de esas alianzas de campaña”.

Al caracterizar a la Coalición de la Esperanza, Betancourt, sin mencionarlo, agrega observaciones desfavorables a Petro. “Colombia siempre está confrontada a elegir en segunda vuelta entre dos malas opciones. [Por eso] Veo [con la Coalición de la Esperanza] la posibilidad de que esta sea la buena opción para las elecciones de 2022: una propuesta original, que no sea caudillista, que dé seguridad jurídica, que no sea traumática ni confrontacional, y que nos permita liberarnos de la corrupción que tiene a los colombianos secuestrados”.