Escrito por:  Redacción Economía
Nov 12, 2023 - 8:58 am

WeWork, que alguna vez estuvo valorada en 47 mil millones de dólares, se declaró en bancarrota. La empresa, que arrendaba oficinas, dijo que durante la pandemia la mayoría de la gente empezó a trabajar desde casa y que sus locaciones perdieron clientes. Por ello, sus acciones perdieron más del 99 % de su valor.

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Aunque hay diversas razones de la estrepitosa caída de la compañía, varias apuntan contra su fundador, un empresario israelí que creyó tener el mundo en sus manos y terminó perdiéndolo todo por su irresponsabilidad financiera.

La cultura corporativa de la empresa, que combinaba trabajo y placer, despertó dudas entre quienes veían con escepticismo el repentino ascenso de WeWork. Sin embargo, fueron las excentricidades de Adam Neumann las que confirmaron que pronto caería.

Mario Díaz Granados Peña explicó en su cuenta de TikTok que la glamurosa vida personal del creador de dicho negocio, sus excesivos gastos y un estilo de liderazgo centrado exclusivamente en su figura tampoco contribuyeron a crear confianza.

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Neumann hizo famoso su negocio, basado en arrendar espacios a emprendedores o empresas con el fin de que las pudieran rentar por un día, un mes o un año. Las condiciones eran sencillas y él quiso venderle al mundo que su idea era la revolución tecnológica de las oficina. Fue ahí donde iniciaron los problemas.

Según Granados Peña, el mercado le creyó para no quedarse por fuera del próximo Amazon, por lo que empezaron a soltarle dinero y WeWork fue creciendo a pasos agigantados.

“WeWork nunca dejó de ser un tradicional negocio inmobiliario, con la misma estructura de costos y compitiendo en el mercado con las mismas tradicionales inmobiliarios”, explicó Granados Peña.

Cuando los inversores hicieron cuentas (esperando ganancias propias del sector tecnológico, de empresas como Facebook o Google), se dieron cuenta de que WeWork arrojaba cifras básicas, como las de cualquier inmobiliaria.

Adam Neumann, señalado por quiebra de WeWork

El empresario israelí juraba que era el Mesías del emprendimiento, relata Granados Peña. Al parecer, cada vez que daba una charla en la empresa se sentía como si fuera Steve Jobs presentando el iPhone.

“Muchos empezaron a sospechar que WeWork dejaba de ser una gran empresa y se convertía en una especie de culto, que para mantener su ‘hype’ gastaba millones de dólares en costos de operación para que todos pudieran adular a su fundador, Newman”, detalló.

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Cuando empezó a cotizar en la Bolsa de Nueva York salió a la luz que había excesivos gastos en compras, jets privados, alquileres de islas paradisíacas y millonarias facturas de cerveza y tequila.

Las cosas se complicaron cuando los inversionistas de Wall Street cuestionaron los vínculos entre las finanzas personales de Neumann y WeWork.

En medio de los problemas, Neumann se vio obligado a dejar el cargo de director ejecutivo, explica BBC. La estocada final a WeWork se la dio la pandemia, ya que el teletrabajo cambió completamente el uso de las oficinas.

Terminada la pandemia, muchos no volvieron a trabajar a las oficinas, por lo que terminaron por dañar aún más el negocio de WeWork, lo que tradujo en su quiebra en Estados Unidos a finales de 2023.

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