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Escrito por:  Sebastian Alfonso
Subeditor     Oct 28, 2025 - 1:36 pm

El sueño de tener casa propia en Colombia se ha vuelto cada vez más complejo para las familias de menores ingresos. Aunque el Gobierno mantiene programas de subsidio y crédito para vivienda de interés social (VIS) y de interés prioritario (VIP), los recientes cambios en precios, topes y condiciones han provocado un fenómeno inesperado: la desestratificación del mercado. 

(Lea también: Créditos del 100 % para comprar vivienda nueva en Colombia; FNA alista financiación)

El codirector de la constructora Jaramillo Mora, Pedro Martínez, advirtió en Portafolio que la vivienda VIS, que nació para beneficiar a los hogares más vulnerables, está siendo adquirida hoy en su mayoría por familias de estratos medios. 

Los altos costos del suelo, el encarecimiento de los materiales de construcción y la reducción de los subsidios han desplazado la oferta hacia un segmento con mayor capacidad de pago, dejando rezagados a quienes más la necesitan.

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En promedio, una vivienda de interés social que hace pocos años costaba menos de 200 millones de pesos hoy ronda los 300 millones.

“Una familia con ingresos de entre 1,5 y 2 salarios mínimos podía acceder a una vivienda de interés social con subsidio. Hoy, para adquirir esa misma vivienda, se requieren ingresos de entre 3,5 y 4 salarios mínimos. Esa brecha refleja la ausencia del subsidio y el enorme obstáculo que esto representa”, afirmó. 

Según explicó el experto en el periódico, esa diferencia, sumada a los límites de los subsidios y a las dificultades para acceder a crédito, ha reducido el número de familias que logran comprar vivienda nueva. 

Además, los constructores reportan que el ritmo de ventas ha caído. Si antes vendían 100 unidades, hoy logran colocar apenas 60. Aunque el mercado no se ha detenido por completo, la disminución refleja un cambio: los hogares con menos recursos están quedando por fuera del sistema formal de adquisición de vivienda.

De acuerdo con Martínez, el subsidio de vivienda sigue siendo una de las herramientas más efectivas de política pública, tanto por su efecto social como por su impacto económico. Sin embargo, señaló que su enfoque debe ser revisado para garantizar que cumpla su propósito original: facilitar el acceso a los hogares de menores ingresos.

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