Uno de los proyectos más discutidos de los que ha propuesto el nuevo gobierno es su reforma tributaria, ya que definirá cómo se van a financiar los ambiciosos cambios que plantea el presidente electo, e incidirá directamente en los impuestos de los colombianos.

El nuevo mandatario ha prometido que la reforma será progresiva, lo cual consiste, según la Corte Constitucional, en que “los tributos graven de igual manera a quienes tienen la misma capacidad de pago […] y en mayor proporción a quienes disponen de una mayor capacidad contributiva”.

Esto garantiza que la carga de la reforma caiga en el sector más pudiente y no en las clases media y baja. La tributaria de Alberto Carrasquilla fue criticada fuertemente por haber desconocido el principio de progresividad y esto contribuyó al estallido social.

Ahora, Gustavo Petro tiene el reto de cumplir lo prometido, pero no será fácil, ya que la cantidad que busca recolectar es mucho mayor que la de anteriores gobiernos y algunas pistas de los contenidos de la reforma se apartan del objetivo.

Una de las propuestas que ha estado en la mira fue planteada por la nueva ministra de Cultura, Patricia Ariza, y consiste en gravar los planes de celulares. Después de varias críticas, Luis Carlos Reyes, designado por el presidente electo para dirigir la Dian aclaró: “Esta no es una medida que estamos contemplando”.

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Además, el funcionario aseguró que la reforma no tocará las finanzas de los colombianos de a pie: “Impuesto o gravamen que no sea progresivo, no va. Son los lineamientos del nuevo Gobierno”, dijo en declaraciones citadas por La República

A pesar de los planteamientos de Reyes, hay otro impuesto que ha sido altamente criticado por la misma razón y es el que se les pondría a las bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados. Esta medida fiscal fue confirmada por el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, y ninguno de los funcionarios del nuevo gobierno la ha descartado aún.

El problema con esta manera de recaudo es que recolectaría una mayor proporción del ingreso de los más pobres que el de los más ricos. Sin embargo, Ocampo contraargumenta que el impuesto ayudará a la salud de los colombianos, lo cual, según indica, es la finalidad de la propuesta.