Esta semana terminó con el anuncio de seis de los bancos más importantes del país de reducir la tasa de interés de sus tarjetas de crédito, una decisión que fue aplaudida por el presidente Gustavo Petro, quien ya había solicitado a las entidades financieras “hacer un esfuerzo” para que el sistema financiero no quede preso, según él, en la “codicia”.

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El primer banco en tomar la iniciativa fue Bancolombia, bajando su tasa a 25%; luego se vino en cascada Davivienda, BBVA, Scotiabank Colpatria, Banco de Occidente y Banco de Bogotá, reduciéndola al 20% —siendo estas dos últimas entidades propiedad del Grupo Aval—.

Este beneficio, para los cuatro primeros bancos mencionados será válido para tarjetas con un cupo que no supere los $4 millones, y para compras destinadas a rubros como alimentos, gasolina, educación, vestuario, servicios públicos, entre otros.

Sin embargo, en el caso del Banco de Occidente y el Banco de Bogotá, la medida aplicará sin importar el cupo asignado y el monto, siempre y cuando sea destinado para compras en las categorías más relevantes del consumo del hogar.

“La comida no se financia”

Si bien con estas decisiones los bancos dicen buscar que las familias tengan la posibilidad de mejorar su flujo de caja y mitigar el impacto de la creciente inflación sobre la economía, analistas explicaron los riesgos que esto también podría conllevar, teniendo en cuenta que se están dirigiendo a bienes de consumo básico, como los alimentos.

Por ejemplo, para el analista financiero, Andrés Moreno, siempre será peligroso incentivar el uso de tarjetas de crédito para gastos como vacaciones, comida o lujos.

La tarjeta de crédito sí se puede usar para comprar el mercado, pero como un medio de pago a una sola cuota, porque la comida no se financia. Si no tienes para comer, hay un problema o de ingresos o de gastos, algo que las deudas no van a resolver. Muy mal que se promueva la financiación de bienes básicos como el mercado. No se debe motivar masivamente al uso de este tipo de tarjetas para incrementar el consumo”, señaló Moreno.

Y agregó que la poca educación financiera hace que las personas crean erróneamente que tener una tarjeta de crédito significa más capacidad de ingresos y de ahorro.

A su turno, Juan David Ballén, director de análisis y estrategia de Casa de Bolsa, explicó que los bancos comerciales tomaron esta decisión de recortar sus tasas para evitar que la cartera (los préstamos que han colocado) se deteriore y la mora se eleve, ya que el nivel de tasas de interés es el más alto desde los años 90.

Sin embargo, consideró que aunque no ve que esta iniciativa sea un incentivo para adquirir deudas, porque la economía se está desacelerando y la otorgación de créditos se endureció, sí es nocivo que el plástico se use en gastos como comida o servicios públicos. “La recomendación es que cuando se tome una deuda se invierta en bienes durables, que generen mayor rentabilidad a largo plazo”, dijo.

Los riesgos para la inflación

Aunque el presidente Petro mencionó en días pasados que “ya no son los alimentos los que jalonan la inflación”, por el contrario los datos del Dane muestran que estos siguen siendo los que más pesan: a febrero los alimentos y las bebidas no alcohólicas siguieron siendo los más caro, con un IPC de 24,14%.

Así, de acuerdo con Raúl Ávila, profesor de economía de la Universidad Nacional, al ser ya varios los bancos que incorporaron la medida, esto puede incidir en la espiral inflacionaria.

“Los segmentos de consumo y montos que definieron algunos de los bancos llegan sobre todo a la población de medianos y bajos ingresos. Así que hay riesgo de que se jalone la demanda pero sin aumentar producción, sin tener mayores factores de productividad, lo que puede tener impactos sobre el nivel de precios, que es justamente lo que busca atajar el Banco de la República”, puntualizó Ávila.

Finalmente, la recomendación de analistas como Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, es que, en la medida de lo posible, no se usen las tarjetas de crédito.

“En caso de ser necesario, debe usarse como un mecanismo de corto plazo y pagar todo en el mes siguiente, porque incluso con esta reducción, las tasas de interés siguen siendo muy altas. Pero el mensaje es que no se use el plástico mientras pasa esta etapa de altos precios”, advirtió Mejía.