Para el profesor Steve Hanke, es hora de que el país eche a un lado el peso por diferentes razones. La primera, porque considera que la pérdida de la moneda es suficiente indicador de que las cosas no van bien: desde agosto de 2014 el peso colombiano se ha depreciado en un 45 %, y solo en este año ya perdió 20 % de valor.

La segunda es porque la pérdida de valor por parte del peso colombiano se convirtió en algo que “desestabiliza y destruye” en diferentes aspectos de la economía. “Como la mayoría de las monedas latinoamericanas, el peso colombiano sube y baja como un yoyo, pero su tendencia a largo plazo es de debilidad”, asegura el docente de economía aplicada de la Universidad Johns Hopkins en su columna de Forbes.

“Por eso los colombianos prefieren los billetes verdes. Tal vez sea hora de que el gobierno elimine oficialmente el peso y les dé a los colombianos lo que prefieren: el dólar estadounidense”, agrega.

Un elemento más que tiene en cuenta en su columna es que otros países ya hicieron el ejercicio de dolarizarse y los resultados han sido de gran ventaja para sus economías. Por ejemplo, dice, lograron tasas más bajas de inflación, mayor crecimiento económico y estabilidad frente a naciones en las cuales la moneda se deriva de la emisión de bancos centrales.

Y pone como ejemplo algunas naciones de América Latina que se pasaron al dólar como Panamá, Ecuador y El Salvador.

La propuesta de Hanke cayó como un balde de agua fría entre los economistas del país. Según la revista Semana, algunos la rechazan porque se irían a la basura avances para consolidar una institución económica independiente y que maneja los desafíos cambiarios en el país.

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Para el exministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, se trata de “una columna irrelevante. No merece la más mínima atención, además, lanza la idea sin ningún rigor, evidencia o justificación. No es una propuesta seria”.

Semana, a su vez, asegura que a nivel interno el país tiene varios “dolores” que impedirían llevar a cabo la dolarización. Por ejemplo, explica, tiene un déficit en cuenta corriente porque importa más de lo que exporta.

“Los ingresos fiscales no alcanzan para atender todos los frentes del Gobierno, lo que implica que el déficit sigue creciendo y la perspectiva de hacer un nuevo ajuste tributario podría afectar aún más el rumbo de la economía”, sostiene ese medio.

En cuanto a la situación de países como Ecuador o El Salvador, ya dolarizados, Semana asegura que no son capaces de construir credibilidad e independencia de su banco central, algo que ha recaído en hiperinflaciones.