No cabe duda de que el aguacate es uno de los alimentos que mayor auge ha tenido en las últimas décadas, pues sus características, su sabor y su versatilidad para diferentes preparaciones han hecho de este fruto uno de los más exportados en Colombia y demás países de la región.
(Vea también: Limonado de aguacate: pasos con ingredientes para refrescarse)
Presente en eventos de talla mundial como el Super Bowl, el aguacate es consumido en todo el globo y, de hecho, le da a Colombia los ingresos correspondientes a más de 1.500 toneladas que se le venden a países como Estados Unidos.
Sin embargo, cada vez son más los expertos que critican el cultivo de este producto y hasta algunos vegetarianos o veganos lo excluyen de su dieta por el daño ambiental, y en ocasiones social, que suele esconderse detrás de la producción del llamado oro verde.
Y es que, aunque esta fruta proporcione un buen aporte nutricional y de grasas vegetales a quienes la consumen, el cultivo de este producto nativo de la región central de América, y más específicamente del aguacate Hass, es un importante foco de emisión de dióxido de carbono en el mundo, según la BBC, citada por El Tiempo.
A comparación de otros cultivos, el rendimiento en la cosecha de este alimento es relativamente baja, por lo que el gasto de agua, insumos y maquinaria de combustión requerido para producir este fruto es mucho en comparación con el número de frutos que se obtiene.
Acorde con la cadena citada, los aguacates emiten cerca de 2,5 kilogramos de dióxido de carbono y otros gases contaminantes por cada kilo de producto, lo que representa el doble que se emite en la producción de la misma medida de plátanos, o cinco veces en la de manzanas.
Otro grave problema de este alimento, acorde con información publicada en The New York Times, consiste en que el cultivo de aguacate es uno de las principales causas de deforestación en Estados Unidos, pues, en muchos casos, los grupos ilegales y del narcotráfico recurren a este negocio y, con la violencia que les caracteriza, atemorizan, persiguen o amenazan a aquellas comunidades que trabajan en defensa de estas zonas naturales y se oponen a este cultivo, tan rentable por su demanda en Norteamérica.
Otros productos muy problemáticos por su aporte contaminante o excesivo gasto de agua, y que son infaltables en el plato diario de muchos colombianos, son el tomate, el arroz o el chocolate. Este último, por la deforestación que se registra en los países africanos productores de cacao a causa de su cultivo.
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