Uno de los puntos más polémicos de la reforma tributaria que hace su trámite en el Congreso de la República es el de los impuestos saludables. Se trata de un gravamen que se les pondrá a los alimentos ultraprocesados y con alto contenido de azúcares añadidos, sodio o grasas saturadas.

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De acuerdo con la ponencia para segundo debate, la tarifa del impuesto será del 10 % en 2023, de 15 % en 2024 y de 20 % en 2025. Además, fueron excluidos productos como el salchichón, el arequipe o las obleas, ante el rechazo que provocó entre los ciudadanos.

La natilla y los buñuelos, comidas tradicionales durante las celebraciones de fin de año, sí están incluidos en la lista de alimentos ultraprocesados a los que se les impondrá el impuesto saludable.

A diferencia de otros alimentos, la natilla y los buñuelos siempre pagarán el impuesto. Por ejemplo, la cuajada solo tendrá que pagarlo cuando lleve sal adicionada o sodio, al igual que preparaciones con pavo o pollo.

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Los productos constituidos por los componentes naturales de la leche, incluso con adición de azúcar u otro edulcorante, excepto el arequipe, pagarán el impuesto.

Además, están incluidos los embutidos y productos similares de carne, despojos, sangre o de insectos; preparaciones alimenticias a base de estos productos, excepto salchichón, mortadela y butifarra.

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También estarán gravados los artículos de confitería sin cacao (incluido el chocolate blanco), chocolate y demás preparaciones alimenticias que contengan cacao, mezclas y pastas para la preparación de productos de panadería, pastelería o galletería.

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