Todo por cuenta de la multa de 800.000 pesos que le impusieron la semana pasada a un universitario por comprar ese pasaboca en un puesto callejero en Bogotá.

El caso, que se mueve entre lo pintoresco y lo insólito, alcanzó este lunes las cumbres del ministerio que se ocupa de los asuntos macroeconómicos del país, por ser el encargado de definir, formular y ejecutar la política económica, así como los planes generales, programas y proyectos relacionados con ella, y ser el responsable también de preparar leyes y decretos en materia fiscal, tributaria, aduanera, de crédito público, presupuestos, de tesorería, cooperativa, financiera, cambiaria, monetaria y crediticia.

¿En semejante dimensión cómo puede ser considerado el caso de la venta de una empanada y una multa de insignificantes 800.000 pesos (vistos así desde la perspectiva macroeconómica)?

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En una entrevista que dio en Caracol Radio, le hicieron la pregunta a Carrasquilla y sustentó su respuesta de que estaba de acuerdo con la venta callejera de empanadas en tres argumentos.

“Primero, porque es de toda la vida, es una tradición colombiana; segundo porque es el derecho al trabajo; tercero, porque completamente inusual que la venta callejera de comidas genere este nivel de polémica”, dijo el ministro de Hacienda en la emisora.

Así que le dio su aprobación a la empanada, pero con dos ingredientes: sin IVA y con ají.

“En cualquier ciudad del mundo, la comida callejera es parte de la cultura”, agregó Carrasquilla. “Yo leí alguna vez en un periódico internacional a un reportero que vino a Bogotá, y calificó la comida callejera bogotana como una de las más variadas y ricas que él había conocido”.