La agricultura, fortaleza de esa población del norte, cruza por una de sus mayores crisis, tanto así que los productores estarían considerando dejar de cultivar, pues no tienen respaldo para arriesgar su patrimonio.

Aproximadamente 70 familias de Anzoátegui que viven de la producción de granadilla, están viviendo una doble crisis, pues además de tener decenas de canastillas con la fruta represada por la falta de vías, la floración para un nuevo ciclo de cultivo se está perdiendo.

Julián Tovar, comerciante y productor, contó que las pérdidas están en las veredas Riofrío y La Flor, lugares en los que se cuenta con amplias extensiones de cultivos, que se han visto fuertemente afectados por las bajas temperaturas.

“Las heladas nos han tumbado la floración de los cultivos, no hay preparación para nuestras cosechas “En unos tres o cuatro meses, no vamos a tener producción”, expresó.

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Semanalmente, desde esta población del norte del Tolima salen alrededor de tres mil cajas de granadilla, que después de clasificadas se reenvían hacia Corabastos en Bogotá y de allí se transportan hacia diferentes regiones del país, además, hay contratos con tres exportadoras, por lo que la fruta que se produce en las montañas del departamento, logra llegar al mercado de países como Inglaterra, Bélgica, China, Japón, entre otros.

“Las exportadoras son aliadas comerciales nuestros y no les podemos garantizar (los pedidos) y ellos tienen compromisos con el mercado internacional y tampoco van a poder cumplir con los topes que les exigen para poder hacer las negociaciones”, explicó Tovar.

Agregó, que hasta la semana anterior se contaban pérdidas entre 100 y 120 millones de pesos, pues se quedaron represadas cerca de mil cajas con la fruta y de esta cantidad se calcula que 400 fueron pérdida total.

Además de Riofrío y La Flor en la vereda Alejandría, también dependen de este cultivo, que tiene cortes o recolección cada cuatro meses, “la que se perdió era la cosecha de ahora (abril), nosotros cuando la vamos sacando, de una vez nos preparamos para la nueva (siembra) y esa fue la que se nos perdió por las heladas. A los cultivos se les cayó la hoja, quedaron afectados”.

Otro hecho que se sumó a esta dura situación, es que en medio de las adversidades se logró mover varias cajas a la capital del país, pero allá el mercado estuvo ‘flojo’ y el envío quedó represado, por lo que la fruta se terminó dañando.

Debido a las cuantiosas pérdidas, la decisión de algunos de los cultivadores como Julián, es no producir más hasta que se cuente con vías en buen estado, para transportarlas a tiempo.

Igualmente, el productor llamó la atención en que hasta el momento el Gobierno departamental, en cabeza de Ricardo Orozco Valero, no ha llevado al municipio apoyo con maquinaria. “Él aquí vino en campaña, nosotros lo ayudamos, se llevó los votos y no volvió a mirar este municipio para nada”, expresó.

Sin capacidad de respuesta 

El alcalde Carlos Hugo Salinas, indicó que la situación en su municipio es “muy preocupante” y aunque se declaró la urgencia manifiesta, hasta el momento no ha sido posible encontrar maquinaria para contratar.

“Hacia el Fierro y La Flor, que son veredas unidas y que una sola vía los comunica, tenemos dos derrumbes inmensos, uno (desapareció) una finca de casi siete hectáreas. Con la maquinaria que tenemos en la Alcaldía que es una retro y un buldócer pequeño, no damos abasto, porque esos dos deslizamientos a diario y constantemente se están rodando”.

Otros sectores afectados son la vía a Santa Rita, Palomar con la caída de un puente y en área aledaña al casco urbano hay varios derrumbes, “nos ha tocado a nosotros limpiarlos porque la Gobernación no ha enviado maquinaria”.

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En cuanto a la situación del puente de Palomar, Salinas indicó que desde la Administración seccional se adelantó una visita de inspección, pero aún no entrega soluciones.

Por lo que, la Administración municipal, junto a la comunidad trabajaron por tres días seguidos y lograron abrir un paso alterno y crear un puente artesanal en madera, para que pueda movilizar vehículos pequeños y ‘desembotellar’ ocho veredas.

Los estragos trascenderán en el tiempo

Y como si las angustias de los productores fueran pocas, se suma el pago de los créditos agropecuarios adquiridos, “tengo que cumplir con las obligaciones y viendo toda estas pérdidas… los insumos están costosos, la mano de obra costosa, no damos como poder sacar esa platica, para poder cumplir con las obligaciones al sector financiero y esa es la preocupación más grande que tiene el sector campesino”.

Todos estos factores generan zozobra y desconfianza en el agro, pues no se cuenta con un respaldo del Gobierno nacional para las épocas de crisis, por lo que los agricultores que están siendo afectados por el invierno, solo piden que se generen alivios financieros, como por ejemplo, congelar los créditos a quienes tienen pérdidas y dar un plazo prudente mientras se recuperan.

Por su parte, el mandatario Carlos Hugo Salinas expresó que la situación de los productores de granadilla es neurálgica y se repite entre las familias que dependen del aguacate hass, al igual que, el café “no se madura, porque necesita sol para madurar, tenemos 2 mil 800 predios que se van a ver afectados a futuro”.

Asimismo, llamó la atención en que el Ministerio de Agricultura no ha hecho presencia y que la respuesta que se da en estos casos, es la refinanciación de los créditos.

El burgomaestre recordó que en años anteriores se habló, desde el Gobierno nacional, de un seguro de cosecha y el Municipio a través de Finagro adelantó el trámite correspondiente y participó en al menos 10 mesas técnicas.

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“Teníamos la plata para asegurar la cosecha y cuando fuimos a buscar a las aseguradoras, para que (protegieran) a los pequeños productores de Anzoátegui, dijeron que no, que esos cultivos no los estaban asegurando, el tema de la arveja, el frijol, la arracacha y la papa, entonces uno dice para qué el Gobierno nacional saca unas políticas que no se cumplen y que son unos sofismas”.

Y es que esta falta de respaldo, en percepción del mandatario, terminará generando no solo en su municipio, sino en el país “un hambre muy grande porque los pequeños productores no quieren sembrar… el invierno, las vías, los altos costos de los insumos agrícolas, que tampoco son capaces de regularlos, es una situación bien compleja”.