El anuncio del presidente electo Gustavo Petro sobre acabar con la exploración de petróleo en Colombia tan pronto se posesione es uno de los temas que más revuelo ha causado, no solo porque de esa industria procede la tajada más importante de los ingresos de la nación, sino porque también representa una importante porción de la inversión extranjera en el país.

La expectativa por lo que la decisión sobre el petróleo pueda causar aún no se disipa y ahora, incluso, parece extenderse a los jóvenes, que durante décadas se han inclinado por esta profesión que no ofrecen muchas universidades en el país, y que siempre ha estado asociada a la idea de trabajo duro, a veces en zonas inhóspitas, pero también a ingresos significativos y al ascenso social.

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Hace dos semanas, recién se conoció el triunfo de Petro en la segunda vuelta, la Asociación Colombiana de Ingenieros de Petróleos (Acipet) le deseó “los mejores éxitos” y lo invitó a “dialogar con la industria de los hidrocarburos, una de las más importantes del país […], sin sesgos, sin discriminaciones”.

“Le manifestamos nuestra absoluta voluntad de trabajar muy cerca del nuevo gobierno para seguir apalancando el desarrollo económico y social de la nación, en donde, con el aporte de todos los profesionales del sector, y en especial de los ingenieros de petróleos, se continuará con el papel trascendental de construcción de sociedad y de país en general”, añadió esa agremiación en un comunicado.

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Aún es incierto, sin embargo, el efecto del anuncio de Petro en la Ingeniería de Petróleos como profesión. Un hecho llamativo se revela como botón de muestra de lo que estaría pasando hoy: el bajonazo en la matrícula de esa carrera para el segundo semestre de 2020 en la facultad de la Universidad Industrial de Santander (UIS), la segunda más grande del país en ofrecer ese programa, después de la privada Fundación Universidad de América.

Pese a que el hecho podría obedecer a la crisis económica derivada de la pandemia o a la poca demanda que siempre hay a mitad de año (es muy diferente a la convocatoria que a comienzos de año), el profesor de la UIS Óscar Vanegas Angarita sí encontró una relación entre la baja matrícula y lo manifestado por Petro.

“Obviamente, esa es la estocada final que se le da a la profesión de ingeniero de petróleos, porque muchos no entienden los términos técnicos y, cuando se habla de exploración, lo confunden también con la producción, y creen que ya la actividad de la ingeniería de petróleos se para”, dijo el docente en Caracol Radio.

Ese medio, sin ofrecer datos exactos de la matrícula para el segundo semestre en ese centro de educación superior, sostuvo, en todo caso, que “falso o cierto, lo del impacto de la expresión del presidente [Petro] es que la Ingeniería de Petróleos, una de las carreras más apetecidas junto a Medicina, hoy no tuvo eco entre quienes aspiran a ingresar a la Universidad Industrial de Santander”.

Datos ofrecidos por el Consejo Profesional de Ingeniería de Petróleos (CPIP), en su más reciente estadística (los publica cada dos años), con corte al 24 octubre de 2021, señalan que las seis universidades que ofrecen esa carrera (cuatro públicas: UIS, Universidad Sur Colombiana, Universidad Nacional sede Medellín y Unitrópico, y dos privadas: Universidad de América y Elite) tenían un total acumulado de matriculados de 10.765 a octubre de 2019 y de 11.220 a marzo del año pasado.

Las dos cifras sugieren claramente un incremento en la matrícula. Falta que llegue el cierre de este año para sacar la conclusión del comportamiento de esos ingresos en medio del nuevo escenario que plantea Petro.

En cuanto a la cifra de graduados, las estadísticas del CPIP muestran una curva que viene en descenso desde antes. Así, en 2014, las seis universidades graduaron a 617 profesionales; en 2015, a 566; en 2016, a 557; en 2017, a 620; en 2018, a 624; en 2019, a 571, y en 2020, a 415. De ahí en adelante, la proyección de egresados es claramente descendente: en 2021, los graduados fueron 391; en 2022, llegarán a 276; en 2023, bajarán a 226, en 2024, caerán más hasta los 213, y en 2025 la estimación es de apenas 202.