Ago 12, 2025 - 10:24 am

En un mundo cada vez más digitalizado, la factura electrónica se ha convertido en una herramienta esencial para las transacciones comerciales en Colombia. Implementada por la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian), esta modalidad no solo moderniza los procesos fiscales, sino que también ofrece múltiples ventajas tanto para consumidores como para empresas.

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¿Qué es la factura electrónica?

Es un documento digital que equivale funcionalmente a una factura tradicional en papel. Se genera, valida, expide, recibe, rechaza o acepta electrónicamente, y debe cumplir con requisitos específicos establecidos por la Dian, como el uso del formato XML estándar, numeración consecutiva autorizada, inclusión del Código Único de Factura Electrónica (Cufe) y mecanismos de control como la firma electrónica o digital.

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Este documento es validado en tiempo real por la Dian, lo que garantiza su autenticidad y efectos fiscales para el emisor y el receptor. En Colombia, su implementación es obligatoria para la mayoría de los contribuyentes desde 2019, según el Decreto 2242 de 2015 y normativas posteriores, y representa un avance hacia la digitalización de la economía.

A diferencia de las facturas físicas, las electrónicas se envían por correo electrónico o a través de plataformas digitales, lo que elimina la necesidad de impresión y almacenamiento físico. Para obtenerla, los consumidores deben solicitarla al momento de la compra, proporcionando sus datos personales como nombre y NIT o cédula, para que figure a su nombre.

¿Para qué sirve la factura electrónica?

Sirve principalmente para respaldar transacciones comerciales, como la venta de bienes o prestación de servicios, cumpliendo con obligaciones tributarias. Facilita el control fiscal por parte de la Dian, permitiendo un seguimiento preciso de ingresos y gastos, lo que ayuda a combatir la evasión de impuestos. Para los consumidores, actúa como soporte para deducciones en la declaración de renta y otros beneficios fiscales.

Para las empresas, optimiza procesos internos como la contabilidad, la gestión de cobros y el acceso a financiamiento.

Además, promueve la transparencia en las operaciones comerciales, ya que cada factura es segura, reduciendo riesgos de fraude. En el contexto colombiano, su uso masivo contribuye al progreso económico, al mejorar el comercio exterior con países que ya adoptan esta tecnología, y apoya servicios avanzados de la Dian, como devoluciones automáticas de impuestos.

Beneficios para los consumidores

Uno de los mayores incentivos para solicitar la factura electrónica es el beneficio fiscal directo. Las personas naturales que declaran renta pueden deducir hasta el 1 % del valor de sus adquisiciones respaldadas con facturas electrónicas en su Impuesto sobre la Renta y Complementarios, sin exceder las 240 Unidades de Valor Tributario (UVT) en el año gravable —equivalente a aproximadamente 11’295.000 pesos en 2024—.

Esto significa un ahorro significativo en impuestos, siempre y cuando el total de compras supere ciertos umbrales y el contribuyente cumpla con los requisitos para declarar renta.

Otro ventaja es la facilidad de gestión: las facturas se reciben por correo electrónico o plataformas digitales, lo que permite un control financiero más efectivo y consulta rápida de documentos.

Además, contribuye al control de la evasión, lo que indirectamente beneficia a la sociedad al aumentar recursos para inversión pública. Para conservar estos beneficios, es recomendable guardar copias electrónicas o físicas de las facturas.

Beneficios para las empresas

Para las empresas, la facturación electrónica representa un ahorro sustancial de costos, estimado en hasta el 80 % comparado con métodos tradicionales, según estudios del Centro Interamericano de Administraciones Tributarias (CIAT).

Esto incluye reducciones en impresión, envío, recepción y almacenamiento, pudiendo llegar al 90 % en algunos casos.

La automatización es clave: integra procesos de recepción en sistemas contables, disminuye errores humanos y acelera la entrega y cobranza. Facilita el seguimiento en tiempo real del estado de las facturas (aceptadas, rechazadas), crea reportes automáticos y simplifica trámites internos como contabilidad y compras.

Además, mejora la seguridad mediante protocolos digitales y firmas electrónicas, reduciendo fraudes.

Otras ventajas incluyen el acceso a financiamiento vía ‘factoring’, donde la factura electrónica sirve como garantía a bajo costo, y una mayor productividad administrativa al liberar tiempo para análisis estratégicos.

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