Escrito por:  Redacción Economía
Ago 9, 2023 - 10:59 pm

Cuando la cabeza del régimen de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció en agosto de 2015 el cierre de la frontera con Colombia, esgrimió como una de las principales razones la lucha contra el contrabando y otros delitos como el narcotráfico.

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Siete años después, en 2022, con la llegada al poder de Gustavo Petro en Colombia, se reabrieron los pasos fronterizos, con lo que se esperaba que la lucha contra los delincuentes diera más resultados. Pero la anuencia del régimen con los grupos criminales que operan en Venezuela ha hecho que el delito siga campeando en la frontera.

El contrabando es uno de esos delitos que persiste, independientemente de que la frontera esté cerrada o abierta. Es porosa y por las trochas pasan todo tipo de productos. Esta vez, los que pusieron el grito en el cielo fueron los fabricantes de gaseosas en Venezuela, pues el envío ilegal de productos de la principal marca de bebidas gaseosas de Colombia, Postobón, los amenaza.

“El contrabando de productos fabricados por Postobón en Colombia equivale a un actor más de la industria nacional (…). Ha venido creciendo a un ritmo muy importante”, declaró Carlos Palumbo, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Bebidas Refrescantes (Anber), que agrupa, entre otros industriales del sector, a los fabricantes locales de los gigantes trasnacionales Coca-Cola y Pepsi.

Alrededor de 2,1 millones de cajas de refrescos de cola están ingresando a Venezuela desde Colombia cada mes, según Palumbo, lo que equivale a un cuarto del consumo promedio de 8,4 millones de cajas mensuales en el mercado local de este país de 30 millones de habitantes.

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“A esta velocidad, estamos proyectando que, en los próximos meses, el contrabando se convertirá en el actor más relevante del mercado, desplazando a la industria nacional formal”, agregó el vocero, y advirtió que la situación podría poner en riesgo unos 6.500 empleos directos y 32.500 indirectos en este país en crisis.

El fenómeno, añadió, tiene mayor peso en regiones fronterizas como Zulia y Táchira (oeste). Cuatro de cada diez gaseosas que se consumen en Zulia, el estado más poblado de Venezuela, son contrabandeadas, de acuerdo con las cifras de Anber.

“Si no se toman las medidas correctas y oportunas […], el país estará enfrentado lo que actualmente ocurre en el Zulia y esto es lo que debemos evitar”, apuntó Palumbo. “Con esta realidad, ya no tiene sentido para las empresas mantenerse produciendo en este estado”.

El sector industrial de Venezuela está funcionando a un 20 % de su capacidad por el deterioro sufrido durante años de crisis económica, según estimaciones privadas.

La economía venezolana, de hecho, perdió 80 % de su tamaño a lo largo de ocho años de recesión antes de experimentar un rebote en 2022.

En el pico de la crisis, multinacionales de alimentos como la estadounidense Kellogg’s cesaron sus operaciones en Venezuela. El régimen tomó el control de las plantas de esa empresa tras la decisión de retirarse del país, en 2018, y continúa comercializando alimentos con el sello de la firma sin tener autorización.

Respuesta de Postobón a crisis de contrabando

Ante la situación, Postobón señaló que el contrabando en la frontera es un flagelo que han padecido ambos países durante décadas, producido por los incentivos económicos causados por la devaluación de las monedas y las dificultades en el control ejercido por las autoridades aduaneras sobre una frontera terrestre de más de 2.200 kilómetros con innumerables puntos de cruces.

Dijo que las empresas de ambos países son víctimas de ese delito. Agregó que durante los últimos años algunas de sus marcas insignes de bebidas y sus registros sanitarios han sido falsificados y registrados ilegalmente.

Eso, dicen, ha facilitado el contrabando de estos productos de Colombia a Venezuela, afectando no solo a los participantes del mercado, sino también a las marcas y la reputación de Postobón.

La empresa dijo que ha notificado a sus distribuidores mayoristas en Colombia, especialmente de la zona fronteriza con Venezuela, que las marcas de franquicia, incluyendo las bebidas de cola negra que produce y comercializa, son de exclusiva venta y distribución en el territorio colombiano.

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