Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Leonardo Olaya   Jul 17, 2023 - 11:29 am
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Todo lo que sube, tiene que caer: esta frase resume la economía y hace juego con el sector de los vehículos. Después del boom que hubo entre 2021 y 2022, este año el negocio perdió impulso y son varias las razones que le están jugando en contra.

La Andi y Fenalco ya proyectaron que al cierre de 2023 solo se habrán vendido unas 200.000 unidades nuevas y habrá una caída de 23,7 % frente al año pasado. Entonces, cabe preguntarse si el deseo se está trasladando al mercado de segunda, mucho más si se tiene en cuenta que, en Colombia por cada carro cero kilómetros vendido, se traspasan tres usados.

(Vea también: Los vehículos híbridos y eléctricos más vendidos en Colombia en 2023; Toyota arrasó)

No obstante, las cifras del Registro Único Nacional de Tránsito (Runt) indican que en este segmento no hay buena dinámica: en el primer semestre cayó 17,5 % la venta de carros usados. Y de continuar esa tendencia, al cierre del año el balance estaría lejos de las casi 1,2 millones de unidades cedidas en 2022.

Una asesora comercial encargada de negociar carros usados en Medellín comentó que están quietas las ventas: “Después de la pandemia se estaba vendiendo tanto, que en los concesionarios nos tocaba salir y buscar carros para comprar. Pero en este momento, ya tenemos mucho inventario”

La gente está frenada. Al principio estaba frenada por las tasas de interés de los bancos, que estaban muy altas. Y ya en este momento está quieta por la subida de la gasolina. A pesar de que yo estoy publicando los carros disponibles en los estados de las redes sociales, los clientes están quietos, no me preguntan por ninguno”, comentó.

“Adicionalmente —añadió— veo que mucha gente está llegando al concesionario a vender los carros. O sea, no nos compran, lo que quieren es vendernos a nosotros. Sin embargo, ni el concesionario en el que yo trabajo ni el que queda al lado están comprando carros por el momento”.

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El termómetro del sector está en la base, pues los asesores comerciales son los primeros que sienten el frenón. Otra vendedora de usados comentó que “el año pasado, cada mes vendía entre siete y 10 carros de segunda, a veces vendía hasta 12, pero este mes, sin decir mentiras, no llevo ni el primero”.

En su caso, ha notado que muchos de sus clientes están esperando a que los precios caigan más, “porque dicen que esa es la tendencia, aunque yo creo que eso se puede demorar más de tres meses”.

Entre octubre del año pasado y julio, el galón de gasolina corriente ha subido $ 3.250 y ese ajuste en la tarifa ya se está sintiendo en el costo de vida. El Dane reportó que, a junio, la división de gasto conformada por transporte era la que más estaba subiendo en el país.

De hecho, los combustibles para vehículos aumentaron un descomunal 33,98 % anual en el sexto mes. Y parece que este es un factor que pesa bastante para quienes pensaban comprar carro. Especialmente, porque el gobierno ya dejó claro que el incremento en la gasolina no se detendrá hasta que el galón de corriente se ubique por el orden de los $ 15.000.

“Hay clientes que tienen carros costosos y se están queriendo bajar a un carro más económico. El problema es que la mayoría de los concesionarios no están comprando, pero muchos propietarios quieren dejar los carros grandes y pasar a otro más pequeño”, señaló la vendedora.

Y agregó que “aquí pasan dos cosas: muchos clientes dicen que les está quedando pesada la cuota del banco y también quieren un vehículo que consuma menos gasolina. Yo llevo años en esto y nunca había visto la situación como está ahora”.

“Los pocos que vienen a la sala de ventas —dijo— de entrada preguntan cuál es el cilindraje de los carros y descartan los que más consumen gasolina. Igualmente, piden cotización de los que funcionan a diésel”.

Una vez la economía salió del letargo pandémico, la demanda por los vehículos crecía más rápido que la capacidad industrial para abastecer el mercado. Esa situación provocó un encarecimiento de nuevos y usados por igual.

En un pasaje de aquel momento, se hablaba de precios inflados en el segmento de segunda, toda vez que los propietarios pedían $16 millones por carros de gama baja con más de 10 años de antigüedad.

Para Oliverio García, presidente de la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (Andemos), “no hubo una burbuja en el mercado de vehículos usados ya que no hubo un incremento excesivo de la demanda que presionara al alza los precios”.

“En cambio —dijo— lo que se observó fue un recorte en la oferta debido al estrés en la cadena global de suministro, lo que generó escasez y aumento de los precios. Sin embargo, la demanda de vehículos en realidad se mantuvo por debajo de la media de los últimos años, sin cifras anormales”.

En la actualidad, desde su óptica, “lo que tenemos es una contracción en la demanda por factores como la desaceleración económica, el incremento de las tasas de interés, las dificultades de acceso al crédito y la caída en los índices de confianza del consumidor, pero no como resultado de una burbuja”.

Lo cierto es que las perspectivas no indican que el sector pueda tener un repunte considerable en el segundo semestre del año, teniendo en cuenta que el negocio se moverá en línea con el actual ciclo de desaceleración económica, en el que la plata circula con menos velocidad.

Pedro Pérez, experto en el segmento de vehículos usados, indicó que el valor de estos carros seguirá dibujando una curva hacia abajo y las expectativas apuntan a que sigan depreciándose, una mala noticia para quienes piensan vender, pero buena para quienes planean comprar.

Los datos del mercado indican que los precios de los carros nuevos en el país han tenido un descenso en lo que va del año y algunos de los más populares oscilan entre $45 millones y $70 millones. Ese ajuste ha contagiado a los vehículos de segunda y mientras las fuerzas de oferta y demanda continúan estabilizándose, los valores merman.

Según la Federación de Aseguradores Colombianos (Fasecolda), la Reanult Duster es una de las más compradas en el segmento de segunda. El modelo 2016 se negociaba el año pasado en $ 49,1 millones, mientras que actualmente se traspasa en cerca de $ 45 millones.

En esta lista también aparecen el Chevrolet Ónix (2016), que pasó de $40,6 millones a $ 38,4 millones; el Sandero (2015), que cayó de $34,8 millones a $34,2 millones; y el KIA Picanto Ion (2015) que estaba en 32,1 millones y ahora se cotiza en $30,5 millones.

Mientras el tiempo juega en contra, hay casos en los que el propietario opta por no cambiar de carro y esperar a que el mercado ofrezca precios más favorables.

En esa situación está Hernán Rodríguez, dueño de un Hyundai Tucson 2008, quien estaba ofreciendo el vehículo, pero después de invertir en la rectificación del motor y en suspensión, decidió que era mejor conservarlo.

“El mecánico y los amigos me hicieron caer en cuenta que le había invertido buena plata al carro, que ya era mejor disfrutarlo. Y es la verdad, el carro está bueno, más adelante miro si lo cambio”, comentó.

Carlos Pineda, presidente de Asopartes, el gremio que representa a los comercializadores de piezas y repuestas, apuntó que, como cualquier otro negocio, el de los vehículos también es cíclico

“Cuando la venta de vehículos nuevos baja, el propietario del usado busca mantener el suyo en buenas condiciones, es un proceso de mantenimiento y renovación”, señaló el jefe gremial.

Desde su apreciación, la más reciente Feria de Expopartes fue una muestra de la necesidad latente por mantener los carros en su punto.

“Tuvimos la participación de más de 500 expositores en cinco pabellones y la asistencia de 30.000 compradores profesionales del sector, lo que claramente indica una dinámica excepcional del mercado de la venta, la reposición de las piezas y los servicios de talleres”, subrayó.

Esta dinámica, desde su apreciación, puede explicar el crecimiento de la facturación que están proyectando este año, que sería de entre 5% y 7% frente al 2022. Es decir, estarían aumentando las ventas de los repuestos a pesar de que el año pasado el incremento fue de 35% y la vara quedó alta.

En otras palabras, el subsector de partes, piezas y accesorios estaría expandiéndose mientras que la venta de carros nuevos y usados decrece, una situación que preocupa, especialmente porque en todo este encadenamiento se generan cerca de 1,5 millones de empleos en el país.

“Somos activos en la generación de empleo joven, de gente entre los 18 y 28 años, de esas personas que hicieron técnicas en reparación de motores y servicios de mecánica”, detalló Pineda.

Por su parte, los asesores comerciales indicaron que, pese al frenón que hay en el mercado, hacen lo posible por mover los inventarios, puesto que la mayoría de los carros fueron adquiridos a precios más altos y el reloj les juega en contra.

“No es que se vayan a desvalorizar inmediatamente, pero con el transcurso de los días si van disminuyendo y hay que tratar moverlos para poder generar ganancias. Y a los pocos que se compran para la sala de venta, ya les estamos castigando la retoma. O sea, ya los estamos comprando más bajitos porque esos son los que venderemos en los próximos dos o tres meses”, puntualizó la vendedora.

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