Exactamente, Barack Obama, en un texto publicado en ‘The Economist’, hace esta afirmación:

“En años recientes hemos visto avances tecnológicos increíbles a través del Internet, la banda ancha móvil y los dispositivos, inteligencia artificial, robótica, materiales avanzados, mejores en la eficiencia energética y medicina personalizada…

Pero mientras esas innovaciones han cambiado nuestras vidas, aún no han impulsado sustancialmente el crecimiento de la productividad”.

A renglón seguido, Obama afirma que la productividad de su país ha sido la de más rápido crecimiento entre los países del G7, durante la última década.

A pesar de eso, comenta que Estados Unidos “se ha desacelerado entre todas las economías avanzadas”.

“Sin un crecimiento económico más rápido, no podremos generar las ganancias salariales que la gente quiere, independientemente de cómo dividimos el pastel”, añade Obama.

El texto del presidente de Estados Unidos es mucho más largo. Sin embargo, el fragmento sobre la tecnología fue tomado por Nicola Nosengo, de El Mundo de España, para cuestionar “la revolución tecnológica” y preguntar si “ha muerto la utopía digital”:

“Una pasada la banda ancha, fantásticos los coches que se conducen solos y el kit para secuenciar nuestro genoma en el baño”, escribe Nosengo, y agrega:

Pero estas cosas no están creando puestos de trabajo, no meten más dinero en el bolsillo, salvo a un puñado de elegidos, y no llevan el pan a casa. Y no aumentan la productividad del trabajo, que es lo que nos han prometido durante años los evangelistas digitales”.