Ante este faltante, los congresistas le pidieron al Gobierno que explique cuáles serían los activos de la Nación que serían ‘sacrificados’ para cubrir esos 8,5 billones de pesos.

“Ya no podemos ni aumentar ni disminuir el monto, pero si se pueden redistribuir partidas”, señaló el representante a la Cámara Óscar Darío Pérez, citado por el portal Valora Analitik.

Pese a que hay plazo hasta el próximo 25 de septiembre para redistribuir el presupusto, las partidas quedaron (inicialmente) así: “$ 33,4 billones (12,3%) corresponden a gastos de personal, $8,7 billones (3,2%) a adquisición de bienes y servicios, $126,2 billones (46,4%) a transferencias de ley, $2,5 billones (0,9%) a comercialización y producción, $59,3 billones (21,8%) al pago del servicio de la deuda, $40,4 billones (14,9%) a inversión, y $1,2 billones (0,4%) a otras cuentas”, cita el diario Portafolio.

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Este último medio enfatiza en que el monto de los 271,1 billones para el año entrante es 9 % mayor en relación con la cifra que se ejecuta en este 2019. Sobre la aprobación, el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, sostuvo que es un presupuesto austero, basado en reglas fiscales, y que le permitirá al país mantener buena calificación de riesgo.

En lo que tiene que ver con los sectores que más pierden, el diario La República destaca que la Registraduría tendrá 62,1 % menos de recursos el año entrante, es decir, 577.000 millones de pesos; enseguida está el presupuesto de Presidencia (-54,5%) y el de Agricultura y Desarrollo Rural (-21,6%).