El restaurante Andrés Carne de Res, uno de los más conocidos del país, nació en década de los 80 y sus inicios se dieron de una forma inesperada, como muchos de los negocios más exitosos de Colombia y el mundo.

Según recuerdan sus creadores, la idea de crear este restaurante surgió en un bus, el mismo lugar en el que en el que Andrés Jaramillo, fundador del negocio, conoció a su musa, María Stella. “En un bus ideó su universo. En un bus plasmó su sueño”, dice Andrés Carne de Res en su sitio oficial.

Además de la historia del bus, Andrés Jaramillo ideó su negocio para que estuviera alejado de la ciudad, del caos de Bogotá.

“Saturado de la urbe y de la vida universitaria (Jaramillo) llegó a Chia, Ciudad de la Luna chibcha, a 35 kilómetros de la capital, donde encontró una choza al lado de la carretera”, agrega la biografía del restaurante, que también es visitado por decenas de extranjeros en esa parte de Cundinamarca.

La construcción de Andrés Chía comenzó en 1982, desde ese momento se caracterizó por ser un restaurante atípico y de ambiente distinguido.

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“Un restaurante que a la postre mereció la denominación de atípico y de ambiente distinguido, donde prima la buena comida, la rumba desbocada y el incomparable servicio DeLuxe a los comensales”, describe la biografía del negocio, que hace poco abrió una nueva sede.

Andrés Carne de Res comenzó con unas pocas mesas, que el mismo Jaramillo construyó porque tenía dotes de carpintero, un letrero hecho a manu, un sol, una luna, y una estrella, algo básico que después se convertiría en un gran negocio.

La historia que pocos conocen de Andrés cobra importancia por estos días cuando los restaurantes se enfrentan, nuevamente, a una crisis por cuenta del pico de la pandemia e, incluso, por los cierres y bloqueos registrados por el paro nacional.

Andrés Carne de Res y la crisis económica que vivió

El año pasado, cuando se presentaron varias cuarentenas en Bogotá y sus alrededores, Andrés Jaramillo reconoció que su negocio estaba en una crisis que jamás se había presentado en más de 30 años de trabajo.

En ese momento, el mismo propietario del restaurante se ofreció a donar parte de sus acciones para crear un fondo y salvar la empresa.

“Podría ser un fondo común, que en las sociedades se llaman como compartimentos… si mis socios están reacios a eso… yo podría intentar ceder la mitad de lo que me queda a mí. Y que ellos (los empleados) se conviertan como en estandartes, que lleven ese fuego, que todos seamos multiplicadores de una energía particular…Yo creo que ahí está la salvación de Andrés Carne de Res…”, explicó Jaramillo en su entrevista con Semana.

Pese a la crisis, Andrés sigue trabajando por sacar adelante la marca que se resiste a desaparecer y, contrario al panorama del año pasado, hace poco anunció la creación de nuevas sedes en Bogotá.