Aunque comenzó perdiendo el primer set, desde el segundo se impuso con vehemencia y una notoria autoexigencia sobre la experiencia de su rival, que ya ha ganado Roland Garros y Wimbledon.
Los quiebres de servicio fueron claves para que Kenin doblegara a Muguruza desde lo mental, haciéndola ver físicamente descolocada y emocionalmente descontrolada.
Esto fue todavía más notorio en el último set, cuando estuvo a punto de permitir que le quebraran, pero rescató un 0-40 en contra y a continuación quebró dos veces consecutivas para conseguir el título en otro quiebre.
Para llegar a la final, Kenin venció a la número 1 del mundo, la australiana Ashleigh Barty, y ahora es la raqueta número 1 de su país, por encima de Serena Williams.
A nivel de escalafón mundial, la victoria le significa a Kenin un ascenso del puesto 14 al 7.
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