No es un secreto que el fútbol colombiano en la década de los 80 y 90 estuvo manchado por el narcotráfico con la presencia de diferentes capos que metieron su oscuro dinero en diferentes clubes como Atlético Nacional, América de Cali, Millonarios, entre otros. Estos tres por ser los más representativos del balompié nacional.

Con la muerte de Gilberto Rodríguez Orejuela, el capo del cartel de Cali, viene a la memoria de los hinchas del FPC la influencia de esa familia en el negocio del fútbol y particularmente en América de Cali. Así lo reconoció su hijo Fernando Rodríguez Mondragón en una entrevista concedida hace algunos años al diario El Universal de México.

En primer lugar, Rodríguez hizo una descripción en el citado medio de lo que hacia su padre y su tío, Miguel Rodríguez Orejuela, en el fútbol colombiano en la década de los 80. Entre los detalles que dio habló de compra de árbitros y adquisición de exitosos jugadores. 

“Se conformó un equipo casi invencible que se paseó todos los estadios de Colombia no solamente con sus grandes jugadores, sino con el dinero que había producto del narcotráfico, el cual también influyó en ciertos resultados cuando empezaron a pagarles a los árbitros dinero para que favorecieran al equipo”, explicó el hijo del Capo en El Universal. 

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Además, reveló en la entrevista con nombre propio el sujeto que representaba a los jueces para su extorsión: “El dinero corría a raudales. Era dinero del narcotráfico el cual, como ustedes saben, era mucho. Y muchos de los grandes árbitros de Colombia se dejaron tentar de este dinero, tenían un emisario que era uno de los árbitros profesionales que era incondicional con la familia Rodríguez y de nombre Hernán Velasco. Éste árbitro, en el año 2000, fue sacado por hombres armados de una discoteca y nunca más volvió a aparecer en el ámbito nacional, ni internacional y todavía su cuerpo no lo han encontrado”.

También, Rodríguez reveló en dicho diario que América logró ganar tantos campeonatos en la época del técnico Gabriel Ochoa Uribe en gran parte gracias a que tenían una buena relación con los directivos de la Dimayor y los dueños del equipo sabían con anticipación quién sería el árbitro días antes de los partidos y le enviaban a un hombre con el dinero para negociar.

Sin embargo, esa manera de operar no les funcionó en la Copa Libertadores, torneo que para América fue esquivo y al que llegó a la final en varias oportunidades, incluso perdiéndola al último minuto. 

“Yo sé que en la Copa Libertadores fue bien difícil, pero había una persona muy amiga de ellos en la Confederación Sudamericana que fue Teo Figosalinas, mientras él estuvo el América de Cali fue tres veces subcampeón de la Copa Libertadores”, relató en El Universal.

En la actualidad, tanto América como el Deportivo Cali y todos los equipos del fútbol colombiano se han limpiado de esa dolorosa historia del narcotráfico. Ahora están conformadas como unas empresas serias, que más allá de los resultados deportivos, rinden cuentas dentro del marco de la ley y están reguladas por la Federación Colombiana de Fútbol y la Dimayor.