“He tenido la suerte de tener distintas propuestas”, dijo Iniesta, quien agradeció a su nuevo club la “confianza y fe ciega” que han depositado en él como jugador y como persona para poder hacer crecer al equipo.

Hiroshi Mikitani, fundador y consejero delegado del gigante del comercio electrónico Rakuten (patrocinador del Barcelona), y también dueño del club japonés a través de otra de sus empresas, añadió que espera situar al Vissel Kobe como “número uno de Asia” con el fichaje del volante ibérico.

 “Iniesta es un jugador top a nivel mundial. Su llegada subirá el perfil internacional del fútbol japonés”, afirmó el directivo.

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La historia de este equipo se remonta a 1966 y está vinculada a las industrias acerísticas y portuarias del centro y el oeste de Japón, cuyas empresas fueron los principales patrocinadores de un equipo que no debutaría en la primera división nipona hasta 1997.

A mediados de los 90, el club cambió su nombre originario de Kawasaki Steel por el de Vissel Kobe y se trasladó a la sexta mayor ciudad de Japón, donde pasaría a ser conocido como los “ushi” (“vacas”, en japonés), por la ternera que se cría en los prados del municipio, considerada como una de las mejores del mundo.

En 2004, y tras declararse en bancarrota, el Vissel fue adquirido por una filial de Rakuten y Mikitani, originario de Kobe, se erigió como salvador del club, aunque su decisión de cambiar los tradicionales colores negro y blanco de su camiseta por el carmesí generó descontento entre sus seguidores.

El multimillonario ha hecho desde entonces esfuerzos económicos por situar al club en la élite del fútbol asiático, con los fichajes de jugadores como el internacional nipón Mike Havenaar o el exinternacional alemán Lukas Podolski, que compartirán vestuario con Iniesta.

Mikitani afirmó que la metodología de La Masía del Barcelona y del propio Iniesta se aplicarán a la academia de jóvenes futbolistas del club japonés.

Iniesta comenzó su intervención ante los medios con un “konnichiwa” (“Buenas tardes”, en japonés) y la concluyó con un “arigatou” (“Gracias”). Subrayó su “respeto” por Japón, un país del que le gustan en particular su cultura y su gente, y afirmó que junto a su familia intentará adaptarse a su nuevo destino “lo más rápido posible”.