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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 8, 2025 - 5:59 am
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El modo en que los adultos gestionan sus emociones repercute de forma crucial en la vivencia deportiva de niños y adolescentes, influyendo tanto en su disfrute como en su desarrollo psicológico y social. Sandra Bibiana Campuzano Castro, psicóloga y docente universitaria, subraya la importancia de la inteligencia emocional, definida por Daniel Goleman como la integración de autoconciencia, autorregulación, motivación, empatía y habilidades sociales, para acompañar a los hijos de manera saludable y constructiva (Artículo original). Este enfoque coincide con los hallazgos de estudios recientes que evidencian la influencia del ambiente emocional en el rendimiento y bienestar de los menores (Smith et al., Journal of Sport Psychology, 2023).

Campuzano advierte sobre el efecto negativo de la desregulación emocional de padres que adoptan actitudes críticas o agresivas durante actividades deportivas, lo cual puede inducir estrés y frustración en sus hijos y minar su motivación interna. Esta problemática es visible en situaciones donde los padres ejercen presión excesiva o manifiestan conductas inadecuadas en los encuentros deportivos, un fenómeno que también ha sido analizado por la psicóloga clínica Melissa Molina Ossa. Molina asocia estas actitudes a conflictos emocionales no resueltos en los adultos, que se manifiestan como una protección mal orientada o una búsqueda de éxito personal a través de los hijos, tornando la competencia en un escenario de tensión y daño emocional (Artículo original).

La evidencia científica respalda estas observaciones. Un estudio conducido por el Consejo Internacional de Psicología del Deporte (ICPS, 2024) revela que el apoyo de padres emocionalmente inteligentes potencia la resiliencia y las habilidades sociales en jóvenes deportistas, además de reducir el agotamiento o burnout deportivo. Por el contrario, las presiones emocionales o económicas paternas guardan estrecha relación con el abandono prematuro del deporte y la aparición de dificultades psicológicas en la adolescencia (DANE, 2023).

Las recomendaciones de Campuzano para llevar una crianza deportiva asertiva —como el fortalecimiento de la autoconciencia, el control de las propias emociones, la validación de los sentimientos de los hijos y la separación clara entre los roles de padre y entrenador— están alineadas con las directrices de organismos internacionales como el Comité Olímpico Internacional y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2022), quienes promueven que el deporte sea un entorno de aprendizaje y cooperación, no un escenario de conflicto ni ansiedad excesiva.

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Un informe de UNICEF (2023) subraya la importancia de validar las emociones de niñas y niños, fomentando una comunicación efectiva que fortalezca su autoestima y habilidades para afrontar retos, aspectos clave dentro del desarrollo a través de la práctica deportiva. Además, expertos en pediatría conductual, como los de la Academia Estadounidense de Pediatría (American Academy of Pediatrics, 2024), destacan que los pequeños adquieren mejores recursos para gestionar emociones negativas cuando los adultos cercanos constituyen ejemplos de serenidad y apoyo constante.

Por último, voces como la de Molina insisten en el valor del autoconocimiento y el acompañamiento psicológico para adultos cuyas emociones resultan desbordantes, ya que esto no solo previene impactos adversos en los menores, sino que favorece la conformación de entornos deportivos sanos y empáticos (Harvard Medical School, 2024). De este modo, la educación emocional parental en el universo deportivo representa una herramienta indispensable para proteger el bienestar infantil y fortalecer comunidades más comprensivas, donde el deporte cumpla verdaderamente su función social y pedagógica.

¿Qué es el “burnout” deportivo y cómo afecta a los jóvenes?

El llamado burnout deportivo describe un estado de agotamiento físico y emocional provocado por el estrés relacionado con la actividad deportiva. Según el Consejo Internacional de Psicología del Deporte (ICPS), factores como la presión excesiva o la falta de apoyo emocional pueden generar este síndrome en niños y adolescentes, llevándolos al abandono prematuro del deporte. Entender este fenómeno resulta relevante en la reflexión sobre el papel de los adultos en la formación deportiva y la importancia de proveer un clima emocional equilibrado.

El reconocimiento del burnout es crucial no solo para prevenir que los jóvenes abandonen actividades que contribuyen a su desarrollo social y físico, sino también para proteger su salud mental. Al identificar los signos tempranos y fomentar el autocuidado y el apoyo emocional, padres y entrenadores pueden contribuir a un entorno más positivo y sostenible en el deporte infantil.

¿Por qué es importante separar el rol de padre del de entrenador en la formación deportiva infantil?

La separación entre las funciones de padre y las de entrenador constituye un aspecto esencial en la crianza deportiva, como advierte Sandra Bibiana Campuzano. Cuando los padres asumen simultáneamente ambos papeles, pueden confundir a sus hijos y generar conflictos de lealtad o ansiedad, afectando tanto el lazo familiar como la experiencia en el deporte. Establecer límites claros ayuda a los niños a diferenciar los espacios de entrenamiento de los de acompañamiento afectivo.

Este enfoque fomenta que los niños perciban el deporte como una oportunidad para aprender y desarrollarse, no solo como una extensión de las expectativas familiares. Así, se cultiva la autonomía y se refuerzan las relaciones basadas en la confianza y el respeto mutuo, pilares fundamentales para el bienestar y crecimiento a lo largo de la infancia y la adolescencia.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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