Martha Liliana Toro estudió en el Colegio Femenino Prudencia Daza de Valledupar. Allí comenzó a pitar partidos porque no había árbitros para los torneos internos, además obtenía buenas calificaciones en Educación Física. Siempre le gustaron los deportes y decidió estudiar Educación Física en la Universidad Pedagógica de Tunja.

La caldense jugaba baloncesto, voleibol y microfútbol. Al mismo tiempo dirigía partidos de fútbol aficionado y ganaba algo de dinero que le ayudaba a sobrevivir. Más adelante se inscribió y aprobó un curso de arbitraje en Duitama por lo que ya se tomó más en serio éste tema.

(Le puede interesar: Este fue el clásico paisa que terminó con 17 jugadores y se sacaron fajos de billetes)

Casi se acaba el sueño de Martha Liliana cuando se asustó en partido entre periodistas. Tuvo una crisis de nervios y permitió el juego fuerte porque no pitaba nada. A los 25 minutos la reemplazó un árbitro hombre mientras algunos le decían: “Esa vieja no sirve… que vaya a lavar loza”.

En algún momento dudó de su capacidad y le aconsejaron cambiar a jueza de línea. Sin embargo, ella no aceptó y siguió luchando por ser jueza central. Se logró sobreponer y tuvo buenas actuaciones en finales de torneos aficionados, en un Sudamericano Femenino de Argentina y la extinta Primera C de Colombia.

(Vea también: Dimayor tomó decisión final sobre el caso Jarlan Barrera, de Nacional; la sacó barata)

La prueba más grande llegó el 8 de agosto de 1999 en el Estadio Alfonso López de Bucaramanga. Los ‘Leopardos’ recibían al Quindío y se designó a Martha Liliana Toro, de 31 años, para dirigir el partido. Sacó una tarjeta amarilla, desautorizó al juez de línea en una jugada que no era fuera de lugar y expulsó al preparador físico del Bucaramanga por protestarle a un auxiliar. El partido finalizó 2 – 2 y el Diario El Tiempo dio como figura a la colegiada caldense.

Lee También

Al final todas las cámaras estuvieron con Martha Liliana que se mostró tímida y tranquila por el trabajo realizado. Gracias a este compromiso se convirtió en la primera mujer que arbitró un partido de Primera División en Sudamérica por lo que la Conmebol la homenajeó en su revista meses después.

“Príncipe, tú no necesitas de eso para jugar… Vamos, mijo, te estoy viendo… Papá, a jugar limpio”, eran las frases que usaba para calmar los ánimos. En todas las categorías hubo jugadores groseros y otros que se ganaron tarjeta amarilla por “piropearla”. “Si me lo hubieran dicho en el oído, hasta de pronto les pido el teléfono”, dijo en tono jocoso en una entrevista. Martha Liliana Toro dirigió un total de 32 partidos en primera división hasta el 2005 y con esto fue una gran inspiración para otras mujeres.