El primer ministro del estado de Victoria, cuya capital es Melbourne, Daniel Andrews, anunció que este confinamiento era necesario para frenar un brote “hiperinfeccioso” de contagios por la variante británica del coronavirus.

El brote apareció justamente en uno de los hoteles en el que pasaron la cuarentena varios jugadores y participantes en el Abierto de Australia. Hasta ahora, 13 personas han resultado infectadas, entre el personal del hotel y sus familias.

Andrews precisó que el lugar donde se celebra el torneo se considerará un “lugar de trabajo” que puede seguir funcionando con un número limitado de empleados. Esto significa que el Abierto de Australia, el primer Grand Slam de la temporada, continuará pero a puerta cerrada.

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Los jugadores competirán en una burbuja sanitaria, informó este viernes el jefe de Tennis Australia, Craig Tiley. “El juego va a continuar. Se establecerá una burbuja sanitaria para los jugadores. Lo que hemos escuchado es que los jugadores lo único que quieren es seguir adelante y jugar”, dijo.

“Solo se permitirá estar en el lugar a los jugadores y sus equipos, así como a los miembros del personal que no puedan teletrabajar”, agregó.

Los organizadores del torneo también han anunciado que el torneo seguirá adelante sin espectadores, al menos durante los próximos cinco días.

La semana pasada, medio millar de personas (jugadores y personal acreditado) que pasaron la cuarentena previa al torneo en el hotel Grand Hyatt tuvieron que aislarse después de que se detectara un caso positivo en un empleado del hotel. Todos se sometieron a un nuevo test que dio negativo.

Los torneos preparativos para el Abierto de Australia se suspendieron 24 horas a la espera de los resultados de estas pruebas y después se reanudaron.