El ministro anticipó que este martes el Gobierno del presidente Jair Bolsonaro tendrá una “posición final” sobre si Brasil será la nueva y única sede de la Copa América, que originalmente se iba a celebrar en Colombia y Argentina. 

No obstante, dejó entrever que la administración de Bolsonaro es favorable a la organización del torneo en Brasil, donde la pandemia sigue descontrolada y ha dejado ya cerca de medio millón de muertos, con una media diaria de 2.000 fallecidos.

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Ramos remarcó que la Copa América es un “evento privado” y rechazó la ola de críticas que ha generado el anuncio de la Conmebol de que Brasil acogería el torneo, aunque reconoció la situación “difícil” que vive el país por la pandemia. 

Expuso una serie de condiciones para albergar el certamen, entre ellas la ausencia de público en los estadios y la vacunación previa de todas las selecciones participantes. 

“Es importante destacar que ese evento, en caso de que se realice, no tendrá público. Por el momento, son diez equipos como máximo“, divididos en dos grupos y “65 personas por cada delegación, todos vacunados”, agregó el ministro. 

“No hay un documento firmado, apenas esas negociaciones”, completó para luego insistir en que ya se realizan multitud de partidos en territorio brasileño de Liga, Copa Libertadores y Copa Sudamericana, sin que hayan causado tanto revuelo. 

Ramos no reveló cuáles serían las ciudades sede que albergarían los partidos de la Copa América, algo que, según él, “será responsabilidad de la Confederación Brasileña de Fútbol”, que tendrá que negociar con los estados y municipios. 

Voy a hacer unas llamadas con la CBF, estamos verificando detalles”, concluyó el alto funcionario de Jair Bolsonaro.