Crem Helado no necesita presentación. Basta con ver un Chococono para que los recuerdos lleguen solitos: la salida del colegio, la tienda del barrio, la sonrisa de la abuela con un Palo Loco en el congelador. Hoy, Grupo Nutresa celebra los 70 años de esta marca que ha endulzado generaciones enteras y que se ha ganado, a punta de sabor y cercanía, un lugar en el corazón de millones de colombianos.
Desde sus inicios en los años 50, cuando fue pionera con el primer restaurante drive-in del país, hasta convertirse en un gigante del helado con más de 100.000 congeladores distribuidos de La Guajira al Amazonas, Crem Helado ha hecho parte de la historia de Colombia. Ha evolucionado con sus consumidores, sin perder su esencia: alegría, sabor y tradición. Su portafolio habla por sí solo: Chococono, Drácula, Aloha, Polet, Artesanal…
“Cada helado cuenta una historia”, dice Mario A. Niño, Presidente de Meals de Colombia, negocio de Helados de Grupo Nutresa.

Pero esta historia no solo se cuenta con productos. Detrás hay una marca que ha generado más de 1.600 empleos directos, que cuenta con tres modernas plantas de producción en Bogotá, Manizales y Armenia, y que ha sabido conectar emocionalmente con cada rincón del país.
Y como los sueños no se detienen, Crem Helado ahora va por más: se prepara para conquistar el mercado estadounidense, llevando su sabor a las familias latinas que crecieron con la marca y quieren reconectar con sus raíces. Con este paso, no solo celebra su legado, sino que se proyecta como embajadora del sabor colombiano en el mundo.
La llegada de Crem Helado al mercado estadounidense representa un paso clave en nuestra estrategia de internacionalización, con el potencial de duplicar nuestras oportunidades en el segmento de indulgencia y conectar emocionalmente con más de 60 millones de latinos que buscan productos con raíces, historia y calidad, afirmó Mario A. Niño, Presidente de Meals de Colombia, negocio de Helados de Grupo Nutresa.
Setenta años después, Crem Helado sigue cumpliendo su promesa de generar sonrisas y optimismo. No es solo un helado. Es una parte viva de nuestra memoria, y probablemente, de nuestras mejores historias.

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