La delegación de Suecia (que ejerce la presidencia rotativa del Consejo de la UE) informó que el texto obligará a los automóviles nuevos a dejar de emitir CO2, y será incluido en la agenda de reunión de ministros de Energía el martes para su adopción formal.

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Esta normativa para poner fin a las emisiones de CO2 en la flota automotor es uno pilares del ambicioso plan de la Unión Europea para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050.

Alemania sorprendió a sus socios europeos a principios de marzo al bloquear en el último momento el texto que preveía reducir a cero las emisiones de CO2 de los vehículos nuevos.

Ese texto había sido inclusive aprobado por el Parlamento Europeo en febrero, e imponía de facto una motorización 100 % eléctrica para los coches nuevos vendidos a partir de 2035 en el bloque.

Para justificar este giro, el gobierno alemán exigió a la Comisión Europea (brazo ejecutivo de la UE) una propuesta para abrir el camino a los vehículos que funcionan con carburantes sintéticos.

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Los combustibles sintéticos son cuestionados por oenegés ecologistas que los consideran caros, grandes consumidores de electricidad para su producción y contaminantes, porque no eliminan las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx).

Al mismo tiempo, numerosos expertos dudan de que esta solución pueda imponerse en el mercado ante los autos eléctricos, cuyo precio debería bajar según las previsiones en los años próximos.

Además, el sector automotor se ha anticipado a la normativa europea e invertido masivamente en la fabricación de vehículos eléctricos.

En cualquier caso, el brusco cambio de posición del gobierno de Alemania tomó por sorpresa y malestar entre el resto de los países de la UE, y el asunto se tornó de hecho en un tema obligado en las conversaciones durante una cumbre europea realizada la semana pasada.