
No solo los motociclistas cuentan con corredores viales difíciles en el territorio nacional, sino también los de vehículos particulares y de carga, de pasajeros y productos. Esto se debe, en gran medida, a las condiciones geográficas que existen por las cordilleras y otros aspectos.
Justamente, el portal Colombuses, hizo una clasificación con las 3 carreteras más peligrosas de Colombia, resaltando que los conductores que las transitan cuentan con habilidades muy buenas al volante para hacer frente a los problemas que se presentan durante esos trayectos:
(Vea también: Qué significa la ‘E’ en tablero de gasolina del carro: avisa cuánto queda para no vararse)
- Carretera Sogamoso-Bucaramanga: es una ruta que se encuentra enclavada en la montaña y es de 350 kilómetros. Con mal clima, se recorre en 12 horas y cuenta con tramos destapados de un solo carril por cada sentido. Cuando hay lluvia, los carros suelen quedar enterrados y se presentan derrumbes.
- Vía de la Soberanía (Arauca-Bucaramanga): Corredor de 440 kilómetros y el 90 % está sin pavimentar. Hay abismos escarpados, hundimientos y zonas de barro extremos. Se transita en 15 horas, aproximadamente.
- Ruta Mocoa-Pasto: es conocida popularmente como el ‘trampolín de la muerte’. Es una carretera de 146 kilómetros completamente destapada y con fragmentos de un solo carril por sentido. Tiene acantilados, laderas escarpadas y niebla, lo que pone a prueba las destrezas de los conductores.
¿Cuál es la carretera de la muerte en Colombia?
Precisamente, el ‘trampolín de la muerte’, como se le conoce popularmente, es mucho más que una simple vía. Esta sinuosa carretera, que conecta los departamentos de Putumayo y Nariño, es un testimonio vivo de la compleja historia de Colombia.
Sus empinados tramos y abismos han sido testigos mudos de conflictos armados, desplazamientos forzados y la lucha por el control territorial.




¿Qué es más difícil, aprender a manejar moto o carro?
La pregunta sobre qué es más difícil de aprender, conducir una moto o un carro, es un debate recurrente entre los entusiastas del motor. Si bien ambos vehículos comparten la necesidad de coordinar múltiples funciones, la moto exige una mayor concentración y equilibrio.
La falta de una estructura protectora y la exposición directa a las condiciones climáticas hacen que cada trayecto en motocicleta sea una experiencia única, que requiere una adaptación constante a las variables del entorno para empezar a hacerlo correctamente.
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