Según Agustí Vidal, experto consultado por  Vanity Fair, los perfumes no son para guardar. Y explica que una vez el producto entra en contacto con el aire (oxidación) comienza a tener cambios respecto al color y olor. Por eso insiste en que cualquier excusa debe ser buena para utilizarlos.

Otra recomendación, es mantener estos productos en lugares frescos y alejados de la luz directa; por ello, se sugiere que el sitio ideal sea el refrigerador o nevera. Sin embargo, muchos no conciben la idea de mezclar los aromas de los alimentos con estas fragancias, y aunque suena un poco excéntrico el consejo, es preferible el uso de un refrigerador exclusivo para los perfumes.

Esos minirefrigeradores se han vuelto bastante populares entre los ‘influencers’ y gurús de belleza.  Tienen unas medidas aproximadamente de 23 x  17 x 25 cm, con capacidad de 4 litros y en diferentes colores; caben poco menos de 5 productos.

Por último, el lugar de aplicación importa. Muchas personas usan el perfume sobre las prendas, lo que puede mancharlas, o sobre el cabello algo poco recomendable para los que tienen exceso de grasa capilar, ya que estas fragancias contienen aceites diluidos en alcohol.

Vidal asegura que debe usarse en las zonas pulsátiles, que son aquellas dónde se puede detectar con mayor facilidad el ritmo cardíaco; las pequeñas vibraciones potencian la fragancia y hacen que el aroma se libere de manera progresiva, estos puntos clave son:

  • Detrás de las orejas
  • Muñecas
  • Nuca
  • Tobillos
  • Parte posterior de las rodillas
  • Y para las mujeres el escote, un lugar que favorece la sensualidad.