El miedo es la respuesta automática de todos los seres vivos a cualquier amenaza de peligro que pueda sentir. Esta es una de las emociones primarias, que en realidad es muy necesario, aunque intentemos encasillarlo dentro del cubículo de ‘emociones negativas’.

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Sentir temores es válido e incluso puede ser beneficioso como un mecanismo de aprendizaje para protegerse y estar alerta a amenazas en el futuro, tanto en niños como en adultos.

El problema es que los niños, en muchos casos, pueden sentirlo de manera desmesurada ante ciertas situaciones estresantes, sobre todo por la falta de experiencia y de autocontrol emocional (una capacidad que no adquirirán aproximadamente hasta cumplir los 5 o 6 años).

Lo que no debe decirle a un niño que tiene miedo

Durante los primeros años, cuando los niños aún no logran diferenciar plenamente lo que es realidad y lo que es ficción, nuestra tarea como padres es ayudarlos a superar este mal momento. Aunque como adultos sintamos que es una ‘tontería’ para los niños puede ser la cosa más espantosa del mundo y, por eso, debemos recordarles que siempre los defenderemos de cualquier monstruo que los quiera atacar.

En este proceso, es normal que cometamos ciertos errores que no ayuden a que nuestros niños se sientan seguros y tengan una sana transición hacia una autorregulación de los miedos. Por esto, en ocasiones, podemos decir frases que, inconscientemente, los afectará aún más.

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Estas son las principales frases que debe evitar si su hijo tiene miedo y la razón de por qué no debería usarla, para ayudar a su desarrollo:

  1. No tengas miedo: aunque justo ese sea nuestro objetivo, que no debe de tener miedo, la forma de lograrlo no es pidiéndole que deje de sentir. Los sentimientos son completamente involuntarios (al igual que en cualquier adulto atemorizado o ansioso) y los niños no eligen si desean sentirlo o no. En lugar de esta frase, tu hijo se sentirá consolado si le recuerdas lo fuerte que es
  2. ¿En serio tienes miedo por esa bobada?: aunque en realidad el motivo de su miedo sea una tontería para nosotros, en el cerebro del niño es algo muy grande e importante, así que es importante valides esa emoción que está sintiendo
  3. ¡Qué miedoso eres! Pareces una niña: esta frase está mal por donde sea que la mires. En primer lugar, porque estamos etiquetando a nuestro hijo (lo que a la larga podría dejar marcas en su identidad) y, en segundo lugar, porque es una frase que está cargada de estereotipos de género: los niños y las niñas sienten los mismos miedos.
  4. Si sigues actuando así, me voy a enfadar: sumado a que tu hijo está atemorizado, recibir una amenaza de tu parte solo lo harás sentir peor. Con esta frase le das a entender que está mal sentir miedo y es algo de lo que debería avergonzase. Además, en una próxima ocasión intentará reprimirlo para que no te enfades con él, por lo que crearás una distancia emocional.
  5. Solo cierra los ojos y duérmete, no hay nadie: uno de los miedos más comunes en los niños pequeños está relacionado con la noche y los “monstruos o invasores” de su habitación. Es clave que te tomes un tiempo para ayudarlo a ver que no hay nada de qué temer, revisando todo su cuarto y recordándole que siempre lo estarás acompañando, haciendo guardia.
  6. ¿Qué quieres que haga? Nada va a pasar: hay mucho que puedes hacer, no puedes exigirle a él que no recurra a ti. Con los niños pequeños es como si sus papás fueran sus superhéroes, entonces, si mis papás no pueden hacer nada, ¿quién lo hará? ¡Defiéndelo y consuélalo!
  7. ¡Qué exagerado eres!: con esta frase solo lo llenarás de frustración e inseguridad, por lo que podría sentirse más ansioso y estresado por sentir miedo cada vez que suceda, ya que considerará que no es lo suficientemente válido.

¿Qué hacer para calmar a un niño con miedo?

Lo primero que debe hacer para acompañar a un niño que tiene miedo es validar sus sentimientos y ser empáticos para ponerse en su lugar. Debemos recordar en todo momento que ese miedo no es voluntario, sino que es fruto de algo que el niño no controla porque no tiene las herramientas emocionales suficientes.

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Acompáñalo todo el tiempo que sea necesario, hágale saber que es normal sentir miedo y abrácelo hasta que pase. Sea paciente porque esto podría suceder varias veces hasta que logre empezar a regular sus emociones.