Ligia Inés Calderón Giraldo es artesana del Quindío. Nació en Calarcá y tiene 41 años. Estudió en la institución educativa John F. Kennedy y en el colegio Antonio Nariño. Cursó un pregrado en Licenciatura en Tecnología Educativa en la Universidad del Quindío. Es técnica en Armado de Piezas de la escuela Asojoyeros Quindío. Se formó en Diseño e innovación de artesanías de Colombia y ha hecho varios cursos en el Sena.

A las artesanías llegó a los 11 años por su tía María Calderón quien también era artesana.

“Ella fue pionera en trabajar la guasca de plátano. Como yo pasaba mucho tiempo a su lado, me sentí atraída por la mostacilla, canutillo, hilos y todo lo que brillaba. Mi mamá también en Calarcá me llevaba por la 25 a mirar las vitrinas, yo veía los collares y bisutería y me gustaban mucho”.

Cuando tenía 18 años, trabajó como secretaria en una empresa. A los 22 años quedó embarazada y por diversas razones empezó a vender su bisutería en la calle del municipio.

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“Fue difícil, yo estaba enseñada a que me vieran detrás del escritorio y no en un andén. Trabajé también en Buenaventura, 5 años, en artesanía de calle. Después del terremoto —25 de enero de 1999— tuve que vivir en un cambuche, allá mi madre me ayudaba a fritar el bambú, yo recogía semillas… poco a poco me fui formando desde la escasez y la necesidad, mi vida siempre ha sido la artesanía”.

Durante la pandemia envió un video al Canal Caracol “les pedí que me dieran la oportunidad para que nos cambiaran alimentos por artesanías. Al día siguiente, Juan Diego Alvira me sacó en el Periodista soy yo. De esta manera recibimos alrededor de 600 mercados”.

Las artesanías han sido testigos y compañeras en la vida de Ligia Calderón.

“He tenido la oportunidad de soñar, cuando yo vivía en la calle, me decían ‘hippie’, siempre escogía un trapo amarillo neón como una estrategia para que me recordaran, yo andaba entonces con mi boutique ambulante. Como quería dignificar a mi hija, soñaba con un local. Dios me ha dado la oportunidad de salir adelante, por eso amo y respeto a la artesanía”.

Durante la pandemia participó y ganó en la convocatoria del Sena para tener acceso a 300 páginas ‘web’ de artesanos.

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“Después formalicé la asociación de artesanos y artistas culturales Samara, donde somos manos aliadas al rescate del artista”.

En el centro de Armenia tiene un local, “me llevó 15 años trabajar en todo esto y en las pecheras de palma de cera. Un collar insignia que durante todo este tiempo quise posicionar como patrimonio cultural artesano porque en cada región hay un producto que identifica, sensibiliza y expone la cultura de una región. Aquí no tenemos ese producto, entonces como ejercicio para Artesanías de Colombia, tuve como referente el árbol nacional y presenté un producto, un accesorio que lleva la caída de la hoja de la palma”.

Hace 1 mes un cliente que pasó por la tienda se interesó por los productos.

“Le expuse la temática del Paisaje Cultural Cafetero plasmado sobre el cuero, él se llevó unas muestras. Con mi equipo, mis 2 hijos y mi esposo hicimos las muestras y hace 15 días recibimos la noticia de que nuestros productos causaron sensación en Londres, entonces me ordenaron 200 piezas del collar. La Fundación Maluposa ha sido mi red de apoyo, ellos me contactaron con la reina departamental del café quien fue modelo del collar”.

Para el futuro, Calderón espera continuar su trabajo por los artesanos y por establecer la Escuela de artes y oficios en el Quindío. “Los artesanos somos una población vulnerable. Deberíamos contar con un subsidio que alivie los talleres de producción, este sector necesita apoyo, nosotros impartimos la cultura cafetera. Yo soy una defensora de este gremio, de los que mantienen en las calles y andan a pie”.