Los médicos tienen cada vez más claro que la función de nuestro sistema digestivo va mucho más allá de simplemente procesar la comida que ingerimos. Se piensa que tratando trastornos intestinales se podrían tratar enfermedades mentales.

La «relación intestino-cerebro», puede sonar como algo muy extraño, pero no lo es. De hecho, la mayoría de nosotros nos referimos a este concepto sin darnos cuenta. Por ejemplo, cuando estamos en una situación estresante, comemos más de lo normal o hasta podríamos tener mala digestión, o la digestión paralizada.

A veces, cuando nos estresamos, sentimos dolores de estómago, o digestivos, intestinales y retorcijones. Esto se debe a que nuestro tracto gastrointestinal está lleno de nervios.

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Existen de 200 a 600 millones de neuronas, que van desde el esófago hasta el ano. Estas neuronas son responsables de coordinar las actividades más importantes del intestino: motilidad y secreción.

Otro ejemplo para ilustrar la relación intestino-cerebro sería el papel de la serotonina y cómo los niveles de serotonina pueden afectar el estado de ánimo y el sueño.

La serotonina, también llamada “hormona de la felicidad”, es un neurotransmisor producido por nuestro cerebro y el tracto gastrointestinal, siendo este último el mayor productor, pues ahí es donde se produce cerca del 90% de la serotonina de nuestro cuerpo.

Las personas con depresión tienen niveles bajos de serotonina

Además, nuestro cerebro usa serotonina para producir melatonina, una hormona fundamental para conciliar el sueño. Por lo tanto, la cantidad de serotonina que nuestro cuerpo produce tendría un impacto directo en la calidad y cantidad del sueño.

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Por último, existe una estrecha relación entre la flora intestinal y el sueño. Las bacterias del intestino ayudan en la producción de serotonina, que luego pasa a formar melatonina, pero ¿sabías que la flora intestinal puede verse afectada por la falta de sueño o por un sueño de mala calidad? Esto significa que existe un círculo vicioso de falta de sueño, mala calidad de sueño y mala salud intestinal.

Ese cerebro «independiente» en nuestras entrañas y su compleja población microbiana, influyen de manera vital en nuestra salud y bienestar general, y en nuestra vida. Intestino saludable: cuerpo y mente saludable.