No hay nada mejor que disfrutar de un baño largo o de un descanso merecido en una piscina, sin embargo, después de un buen tiempo hay partes del cuerpo que experimentan ciertos cambios.

En las manos y los pies la piel se arruga, y la respuesta, obvia a simple vista, es que eso sucede porque se pasa mucho tiempo en el agua, pero realmente esa no es la razón, pues si fuera así, todo el cuerpo sufriría esa reacción.

La respuesta a esta incógnita parece estar relacionada con el sistema nervioso y con la capacidad del cuerpo humano para adaptarse al cambio.

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Con el exceso de humedad las arrugas aparecen en los pies y las manos, pero la sensibilidad se disminuye un poco; según el columnista Javier Jiménez en el portal Xataxa, hay varias razones que podrían llevar a esta reacción.

Jiménez en su escrito cita a Nick Davis, un neurocientífico y psicólogo de la Universidad Metropolitana de Manchester, que alguna vez indicó para la BBC que el cuerpo estaría reaccionando de esa manera para otorgar “alguna ventaja”.

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Esta estaría relacionada con la posibilidad de agarrar objetos debajo del agua sin fallar en el intento; es más, hace una comparación con las ranuras de las llantas y las suelas de algunos zapatos, donde lo que se busca es que el agua fluya y no interceda entre los dedos y lo que se pretende atrapar.

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Aunque esta respuesta es mucho más razonable, el columnista dejó planteada una duda que ayuda a promover el debate al respecto: ¿Por qué esto mismo no le sucede a los primates o chimpancés cuando pasan mucho tiempo en el agua?

Ya tendrá tiempo la ciencia para seguir investigando y confirmar o desechar la teoría expuesta por Nick Davis.