Cuando la persona es adulta, la vejiga solo soporta medio litro de orina antes de sentir la necesidad de ir al baño, pues las paredes de este órgano tienen algunos receptores que envían señales al cerebro avisándole que ya es hora de desocuparla.

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Con esto, aguantar algunos minutos para ir está bien, pero como dejó claro Science Alert, aguantar un poco más no, ya que los esfínteres se cierran con fuerza y evitan que la orina se filtre a través de la uretra.

Soportar las ganas de ir al baño debilita los músculos de la vejiga, lo que a largo plazo desarrollaría incontinencia (se desocupa la orina sin que el cuerpo lo perciba) o retención urinaria, problema que impide evacuar completamente este líquido, aunque existan unas ganas incontrolables de orinar.

Como si lo anterior fuese poco, el sistema urinario estaría expuesto a desarrollar bacterias potencialmente dañinas, que a su vez crean infecciones en las cavidades urinarias o la vejiga.

Además, el medio destacó el caso de Tycho Brahe, un astrónomo danés, que murió por la explosión de su vejiga; aunque dicen que esto pudo ocurrir porque este órgano ya estaba averiado. Sin embargo, también le ha ocurrido a personas borrachas, a quienes su grado de alcoholización no les permite que los sensores envíen señales al cerebro avisando que ya es hora de orinar.

Aquí un video ilustrativo compartido por Tech Insider: