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La novena de aguinaldos mantiene viva una de las costumbres religiosas más significativas en Colombia durante diciembre. En su tercer día, este tradicional rezo destaca por invitar a los participantes a meditar sobre la humildad y la paciencia, en espera del nacimiento del Niño Jesús. Reunidos en familia o entre amigos, los fieles revisan lecturas que exploran la profundidad espiritual de este acontecimiento, orientando sus corazones hacia el recogimiento propio del tiempo navideño. El texto que acompaña a esta jornada inicia con una oración diaria que expresa gratitud a Dios por el don entregado en la figura de su hijo, y pide, como retribución, preparar los corazones para recibir a Jesús con desinterés por lo material y amor sincero.
La ‘consideración del tercer día’ invita a los creyentes a analizar la naturaleza divina y humana del Niño Jesús. En esta reflexión, se resalta la plenitud de gracia y el conocimiento espiritual con que se le atribuye desde el primer instante de su vida encarnada, un conocimiento que no proviene del estudio sino de la infusión divina. Se recuerda que, aun poseyendo tales dones, el Niño Jesús asumió todas las limitaciones y debilidades propias de la condición humana como muestra de solidaridad y para consumar su obra redentora: a través de su memoria, entendimiento y voluntad se busca inspiración para fortalecer los aspectos más débiles de la naturaleza humana.
La reflexión se traslada luego al cuerpo del Niño Jesús, al que la tradición cristiana describe como una auténtica maravilla, delicado y sensible, pero también sujeto a las incomodidades de la infancia. Se considera que su pequeñez y fragilidad fueron asumidas voluntariamente, permitiendo así una identificación más profunda con el ser humano y sus sufrimientos. El texto señala que la belleza y dignidad de ese cuerpo divino son superiores a cualquier ideal imaginado, y que su primera sangre es la que, simbólicamente, redime a la humanidad de sus faltas. Se recomienda, desde esa perspectiva, pedir purificación espiritual a través del sacramento de la penitencia, para que la llegada de la Navidad encuentre a los participantes limpios de corazón.
No pueden faltar las tradicionales oraciones a la Virgen María y a San José, figuras esenciales en el relato navideño. La oración dedicada a la Virgen enfatiza su humildad y su papel como madre, solicitando que prepare el alma de los que observan la novena para el nacimiento espiritual de Cristo. En cuanto a San José, se agradece su rol como custodio y se pide el deseo ferviente de recibir espiritualmente al Niño Jesús.
Los Gozos, infaltables en el desarrollo de la novena, añaden un formato poético y de canto colectivo que, además de alabar la sabiduría y bondad del Niño Jesús, refuerzan valores como la solidaridad, la fe y la esperanza en las familias colombianas. Esta tercera jornada, como el resto de la novena, constituye un ejercicio de introspección, pertenencia y devoción que atraviesa generaciones y fortalece los lazos comunitarios.
¿Qué simbolizan las oraciones y los gozos dentro de la novena de aguinaldos?
Las oraciones y los gozos incluidos en la novena son elementos centrales que permiten a los participantes expresar devoción, gratitud y esperanza durante el tiempo previo a la Navidad. Cada oración cumple una función específica; por ejemplo, la dirigida a la Virgen María resalta la disposición interior necesaria para recibir al Niño Jesús, mientras la de San José subraya la importancia del deseo espiritual y la cercanía al misterio navideño.
Los gozos, mediante su lenguaje poético y musical, promueven la participación colectiva y la transmisión de valores cristianos como la humildad, la fraternidad y la caridad. Más allá de su función litúrgica, estos cantos contribuyen a crear un ambiente de unidad familiar y profundizan el significado espiritual de la celebración, permitiendo que la tradición trascienda lo ritual para dejar una huella en la vida cotidiana de quienes la celebran.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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