Justo un año después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase al COVID-19 como una pandemia, el CIE dijo que “las pesadas cargas de trabajo”, la “insuficiente dotación de recursos”, el “agotamiento” y el “estrés” hacen que millones de trabajadores del sector se planteen dejar su puesto.

“Hay gran cantidad de enfermeras experimentadas abandonando la profesión o considerando hacerlo tras la pandemia”, advirtió el CIE en un comunicado.

El director general de la federación, Howard Catton, afirmó que las enfermeras han sufrido un “trauma colectivo” durante la pandemia, que “ha dañado gravemente” su salud “física y mental“.

“Hemos llevado al personal de enfermería del mundo demasiado cerca del punto de ruptura a lo largo de esta pandemia. Aún tenemos una oportunidad de protegerlo”, indicó.

Según el CIE, la cifra de 3.000 enfermeras muertas de COVID-19 “es un cálculo flagrantemente corto por falta de datos serios”.

Catton también advirtió que la fuerza laboral global de enfermería, calculada en 27 millones, se podría ver mermada “en diez millones, o incluso a la mitad”. Esto teniendo en cuenta la actual escasez de seis millones de enfermeras y el hecho de que otros cuatro millones van camino de la jubilación de aquí a 2030.

“El personal de enfermería está asomado a un precipicio”, dijo Catton, y recordó que se necesitan entre “tres o cuatro años para formar a una enfermera”.

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Aún así, también destacó el “fenomenal” trabajo de las enfermeras para “liderar al mundo a través de la pandemia”, y aseguró que ocuparán un lugar de privilegio en la historia junto con los creadores de la vacuna contra el COVID-19.

Al presentar este “sombrío panorama” del sector, pidió a los gobiernos “mejorar las condiciones salariales y laborales, permitir que las enfermeras más mayores en particular tengan horarios de trabajo flexibles y prestar apoyo de salud mental apropiado para ayudarlas a afrontar los traumas del año pasado”.

La OMS quiere que los trabajadores del sector sanitario del mundo entero estén vacunados en los primeros 100 días del año, pero Catton manifestó “graves preocupaciones” por la distibución desigual de vacunas entre los países ricos y pobres. Para las enfermeras, que enfrentan un mayor riesgo de infección, la inmunización “es su derecho de estar protegidas en su trabajo”, afirmó.

Catton recordó el reconocimiento público que tuvo el persona sanitario en los primeros meses de la pandemia, y señaló que ahora “la inmensa mayoría de las enfermeras prefiere ser vacunada en lugar de aplaudida”.