El pasado 26 de febrero, la estación de investigación notificó el desprendimiento que los glaciólogos habían anticipado. Hace una década, los científicos detectaron por primera vez el crecimiento de vastas grietas en el hielo en la Antártida.

El primer indicio de que este evento era inminente se produjo en noviembre del 2020 cuando el abismo North Rift, considerado como la tercera grieta más importante que se activó en la última década sobre la plataforma, se dirigió a otro abismo cerca de Stancomb-Wills, a 35 km de distancia.

En enero del 2021, la grieta avanzó a una velocidad de hasta 1 km por día, cortando la plataforma de hielo flotante de 150 metros de espesor; se formó un iceberg cuando la grieta se ensanchó en la mañana del 26 de febrero y se separó del resto de la plataforma.

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Según la NASA, la grieta en la plataforma de hielo Brunt se mantuvo estable durante casi 35 años, antes de que comenzara a acelerarse recientemente. Además, el último gran trozo de hielo se habría desprendido a principios de la década de 1970 en esta área.

Simon Garrod, director de operaciones de British Antarctic Survey, aseguró que hace 4 años trasladaron la Estación de Investigación Halley tierra adentro para asegurarse que no se la llevara un iceberg en el momento en que se formara, una decisión de la que se siente aliviado luego del suceso del 26 de febrero.

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El trabajo de los investigadores será vigilar de cerca y evaluar cualquier impacto potencial en la plataforma restante.

“Nuestros equipos en BAS han estado preparados para el nacimiento de un iceberg de Brunt Ice Shelf durante años. Monitoreamos la plataforma de hielo a diario utilizando una red automatizada de instrumentos GPS de alta precisión que rodean la estación, estos miden cómo se deforma y se mueve la plataforma de hielo”, explicó Garrod.

Vea aquí el video de la grieta de North Rift: