El diario El País se dio a la tarea de recopilar las citas que nacieron en Tinder y terminaron siendo un rotundo fracaso. Estos casos nos dejan rondando en nuestra cabeza la frase; “es mejor malo conocido, que bueno por conocer”, ¿será que sí?

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Al mejor estilo de Cincuenta Sombras de Grey

José Luis, un diseñador gráfico de 31 años, concretó una cita con una chica en su casa. Cuando la situación empezó a pasar a segunda base, la mujer le preguntó si tenía algo para pegarle (entre gustos, no hay disgustos). El diseñador le aclaró que su intención no era ponerle la mano encima, o por lo menos no de esa manera.

Finalmente, entre José Luis y su cita no pasó nada, la mujer se ofendió tanto que cada uno terminó durmiendo a cada lado de la cama y ni se tocaron.

El fantasma Casper anda suelto

Desde el mundo de los no tan vivos llegó la cita de Laura, una enfermera de 29 años. Ella tiene una cierta inclinación por los músicos y confesó que cuando ve alguno en Tinder, le da ‘Like’ inmediatamente.

Y así fue, Laura terminó en la casa de un músico, con el que, por cierto, no tuvo el mejor sexo de su vida. Al despertar, el hombre estaba viendo hacia la ventana, le señaló con un dedo que hiciera silencio, se acercó y empezó a moverse como un ave, dobló sus rodillas y se arrastró hasta donde estaba ella.

Cuando la joven, asustada, le preguntó qué pasaba, el músico le dijo que había un fantasma en el cuarto, Laura se vistió y se fue, a pesar de que el joven le rogó que lo acompañara a buscar el espíritu, ¿será que lo encontró?.

Gritar o ser secuestrada, esa es la cuestión

Miriam, una ingeniera de vías de 33 años, estuvo a punto de ser secuestrada por su cita. La mujer antes de eliminar la aplicación hizo ‘match’ con un chico que le pareció atractivo, sin embargo, se le hizo raro que en todas sus fotos él tenía gafas, y sí, algo pasaba, el hombre era bizco.

Pero Miriam no quiso pasar por superficial y aceptó salir algunas veces con él, quien a pesar de saber que la mujer no buscaba una relación seria, hizo todo lo posible por comprometerla con su familia, al punto que la invitó al matrimonio de su hermana e incluso aparecía en lugares donde ella estaba, aquí ella debió presentir que algo andaba mal.

Tiempo después de estar saliendo, los dos decidieron dejar de verse y un día se volvieron a encontrar. A la mujer se le movió el corazón y aceptó salir con él. Al finalizar la cita, el hombre quiso obligarla a ir a su casa, porque según él, “ella se lo debía”. Después de agarrarla fuerte y caminar, mientras ella se resistía, la mujer vio un grupo de personas y aprovechó para subir la voz, él la soltó y ella huyó. Miriam no volvió a usar la aplicación.

La venganza

Lo que parecía ser el ‘match’ perfecto de Tinder, terminó siendo todo un fiasco.

Después de hablar por dos semanas con David, César, un chef de 36 años, decidió salir con el hombre, que quería conocerlo a fondo… todo un romántico, o eso parecía.

En la cita, después de algunos tragos, David le confesó al chef que había salido con su hermano, quien lo había tratado mal y por eso estaba buscando venganza.

David quiso hacerse una selfi con César para enviársela al hermano, y él lo dejó. Pero lo que imaginaba era que César hizo lo mismo y cuando su hermano recibió la foto, le preguntó, “¿quién era el que estaba contigo?”. Claramente al vengador le salió el tiro por la culata.

Aunque no todas las citas que se producen diariamente gracias a la aplicación tienen estos finales, no está de más recordar que “para encontrar el príncipe azul, hay que besar muchos sapos”.