Como seres humanos, que vivimos en sociedad y que tenemos caracteres diferentes, es normal vernos enfrentados a situaciones que nos molesten casi a diario. Es parte natural de nuestra identidad el sentir emociones y reaccionar ante ellas.

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Sin embargo, es importante tener una salud emocional sana para tener las herramientas adecuadas para responder ante estas situaciones de estrés que pueden generarnos rabia. Y estas claves solo se van aprendiendo con la práctica.

A medida que nos conozcamos y entendamos los desencadenantes de las emociones negativas para nuestro caso en particular, será más sencillo evitarlas, trabajarlas y responder de manera sana cuando se presenten.

Para el caso de los niños, aprender a manejar la rabia y demás emociones fuertes puede ser complicado, ya que en muchos casos ni siquiera conocen qué es lo que están experimentando, qué lo está causando y cómo actuar para quitar ese sentimiento.

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De aquí provienen las pataletas o berrinches y los momentos de querer confrontar con otros, al sentirse incomprendidos. Es por esto, que los niños deben aprender de nuestra mano a gestionar sus emociones, en un proceso sin señalamientos.

3 pasos para calmar un episodio de rabia en niños

Dentro de nuestras relaciones padres-hijos somos nosotros los que ya sabemos cómo enfrentarnos a la rabia, por lo que debemos encargarnos de guiarlos para que ellos también aprendan a hacerlo. Por esto, en primer lugar, debe ver a los episodios de rabia como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje.

Es importante que antes de intentar ayudar a nuestro hijo a regular sus emociones, nosotros tengamos las nuestras en equilibrio. Es normal que ante los gritos, llantos o pataletas sientas frustración y rabia también, por lo que lo mejor es tomar unos minutos para respirar profundo y prepararse.

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Con estos 3 pasos podrás ayudar a tu hijo a calmarse en los episodios de rabia.

  1. Reconozca sus emociones: es importante que le ayude a entender lo que está sintiendo sin juicios. Hágale notar que está muy enojado (porque es posible que ni siquiera sepa poner en palabras lo que siente) y que entiende los motivos por los que está sintiendo rabia.
  2. Empatice: dígale que también se ha sentido de esa manera, por lo que sentirá que lo entiende y estará más abierto a escucharle para buscar una solución juntos.
  3. Estrategias de regulación: esto es clave, pero debe trabajarse antes del ataque de rabia, no durante. Encuentren juntos ejercicios de respiración, actividades de desahogo o mecanismos para expresar sus sentimientos de manera sana y controlada.
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Saber manejar estas emociones va de la mano con el trabajo previo. Los momentos de calma son el escenario ideal para poder aprender técnicas que en la crisis serán de gran ayuda para regresar a un punto de equilibrio.

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