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La campaña 'Menos luz, más estrellas', que se celebrará el 29 de agosto a las 7:00 p.m. en Bogotá, busca visibilizar uno de los problemas ambientales menos percibidos pero de gran repercusión para la vida urbana: la contaminación lumínica. Durante este evento se realizará un apagón simbólico en la emblemática Torre Colpatria y se llevarán a cabo actividades astronómicas en el Planetario de Bogotá, con el fin de fomentar la conciencia ciudadana sobre la importancia de cuidar el cielo nocturno como patrimonio natural y cultural.
La contaminación lumínica se refiere al exceso de luz artificial orientada hacia el cielo, un fenómeno que afecta actualmente a la mayoría de las ciudades en el mundo. De acuerdo con fuentes como la International Dark-Sky Association (IDSA) y la Agencia Internacional de la Energía (IEA), este fenómeno no solo imposibilita la observación de cuerpos celestes y estrellas—afectando el desarrollo de la astronomía y del turismo científico—sino que también tiene consecuencias negativas para la biodiversidad urbana y rural. Al alterar los ciclos naturales de luz y oscuridad, la polución lumínica trastoca los ritmos circadianos de animales, plantas y seres humanos, afectando la salud y el equilibrio ecológico (Harvard Medical School, 2020; OMS, 2023).
El gesto de apagar temporalmente la Torre Colpatria, junto a la invitación a ciudadanos para que apaguen luces en hogares y oficinas entre las 7:00 y 8:00 p.m., es un llamado simbólico y práctico. Según la IEA, la iluminación exterior representa un consumo significativo de energía y, pese a los avances en tecnología eficiente, subsisten sistemas mal diseñados o ineficaces que incrementan el brillo urbano. Investigaciones del proyecto Globe at Night evidencian que el resplandor nocturno urbano sigue creciendo a un ritmo del 2,2% anual, expandiendo su impacto más allá de entornos urbanos y penetrando incluso en áreas rurales.
Durante la jornada, el Planetario de Bogotá—gestionado por el Instituto Distrital de las Artes (Idartes)—abrirá su terraza y telescopios al público, aprovechando la reducción temporal de luz ambiental para observar el firmamento. Expertos en astronomía urbana destacan que estos eventos fortalecen el interés ciudadano y fomentan la adopción de soluciones permanentes, como el rediseño de luminarias urbanas que limitan el brillo hacia el cielo o la creación de normativas municipales específicas (International Dark-Sky Association, 2025).




A nivel nacional, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) ha reconocido la necesidad de normar la iluminación en ecosistemas prioritarios, mientras que la Secretaría de Ambiente de Bogotá, en alianza con instituciones científicas, avanza en la evaluación del impacto ecológico de la luz artificial y en la promoción de políticas de iluminación responsable. Esta problemática, como ocurre en muchas otras ciudades del mundo —París, Toronto o Ciudad del Cabo, según reportajes del New York Times y la BBC— está comenzando a recibir la atención necesaria, evidenciando que la preocupación es global y sus soluciones requieren cooperación e innovación.
En cuanto a la salud, la Organización Mundial de la Salud advierte que la alteración de los ritmos circadianos por exposición a luz artificial nocturna puede incrementar el riesgo de enfermedades metabólicas, inmunológicas y problemas de salud mental. Esto subraya la necesidad de que las políticas de iluminación no solo busquen eficiencia sino también consideren los efectos biológicos y el bienestar de la población.
Así, 'Menos luz, más estrellas' es más que un evento aislado: constituye una invitación a reconsiderar el modelo de iluminación urbana y a valorar la noche como un recurso que une a las personas con el cosmos y protege la vida en la Tierra.
¿Cuáles son las principales causas de la contaminación lumínica en las ciudades?
Esta pregunta surge porque entender las fuentes exactas de la contaminación lumínica es crucial para poder combatirla de manera efectiva. Gran parte del problema radica en el uso ineficiente de luminarias públicas y privadas que, más allá de iluminar áreas útiles, dispersan luz hacia el cielo y zonas no deseadas. Factores como la falta de regulación, el desconocimiento de tecnologías eficientes y el crecimiento desmedido de la urbanización agravan el fenómeno.
La información detallada en fuentes como la International Dark-Sky Association y la Agencia Internacional de la Energía establece que el desperdicio energético, la mala orientación y el exceso de potencia luminosa en espacios urbanos y residenciales son los principales responsables del brillo nocturno urbano. Identificar y reformar estos hábitos y sistemas es el primer paso hacia la mejora.
¿Qué efectos tiene la contaminación lumínica sobre la vida silvestre local?
La preocupación por la biodiversidad está creciendo junto con la urbanización, y por eso muchos se preguntan cómo la luz artificial altera los ecosistemas circundantes. Diversos estudios han mostrado que la contaminación lumínica puede perturbar los ciclos reproductivos de animales nocturnos, modificar rutas migratorias de aves y alterar el ciclo de floración de algunas plantas.
Instituciones como la OMS y Harvard Medical School subrayan que estos efectos, sumados a los cambios en los ritmos circadianos humanos, tienen la capacidad de desestabilizar ecosistemas completos, reduciendo la biodiversidad y afectando la resiliencia ambiental en áreas urbanas y rurales.
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