Lo peor que se puede hacer cuando llega una noticia de sida es tomar distancia de quien la padece, y más si ya hay una relación de por medio, pues la enfermedad no debería ser un factor relevante cuando hay amor, ya que solo afecta, de manera parcial, el ámbito sexual, y hasta para eso hay métodos que previenen el contagio.

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Según Pride, sí hay aspectos que se deberían analizar para continuar tranquilamente con la relación, y son estos:

  • Preguntar siempre: callar nunca será un buen camino. La persona con sida agradecerá el interés en su situación y más sabiendo que pueden tener una conversación cómoda. No hacer suposiciones es clave.
  • El estado es de la otra persona, y ella es el única que puede contarlo: hay una línea de respeto que no se debe cruzar, no es necesario hacer de la enfermedad el chisme del momento, a menos de que sea esa persona la que lo cuente, es su última palabra. Hay quienes evitan decirlo por los prejuicios que tiene la gente.
  • El susto es normal: temer no está mal. No asumas nunca que la otra persona está cómoda desde el principio con exponer su situación.
  • Los chismes no son hilos conductores de VIH: no dejes que la habladuría afecte tu relación. Siempre pon en la balanza los chismes versus lo bien que te hace sentir la otra persona.
  • Consultar con un médico: analizar los factores de riesgo es importante, es algo que da confianza y, sobre todo, más información sobre la enfermedad  para quien la padece y para quien acompaña en el proceso.
  • Si hay amor, es hora de arriesgarse: amar siempre será un riesgo. Con el VIH el estigma es más social que cualquier otra cosa y, con un buen manejo, una relación magnética (como se define una pareja conformada por alguien con sida y alguien sano) puede ser todo un éxito.