Hay personas que piensan que piensan que su peso no está muy ligado a sus emociones sino a otros temas como la cantidad de ejercicio que se hace, cómo es la alimentación e incluso si existe alguna enfermedad o preexistencia de salud.

Para otros, el peso va ligado con la inteligencia emocional, entendiendo esta como la capacidad que tenemos para controlar y gestionar positivamente las emociones con el fin de vivir más plenamente. El autoconocimiento, la regulación emocional, la empatía y la resiliencia son algunas de las capacidades que, al desarrollarse, la conforman.

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¿Qué emociones hacen bajar de peso?

Una investigación multidisciplinaria realizada por Psychonutritional Support Center, la cual integró la gestión de las emociones y los hábitos de nutrición saludables, como parte de la pérdida de peso sostenible, reunió a un equipo de especialistas de nutrición, psicología y medicina que desarrollaron un complejo centro de soporte a partir de su experiencia clínica en pacientes de Atlanta y Colombia, desde el 2003.

El Centro de Psicología Nutricional de BiGenics se creó a partir de cifras que confirman que entre el 10 % y el 20 % de pacientes que pierden peso, incluyendo a los que recurren a procesos quirúrgicos tienden a recuperarlo en el tiempo, por la falta de gestión integral y la relación que existe entre las emociones, los hábitos y los procesos de alimentación.

Más del 70 % de los pacientes ven la pérdida de peso como un proceso estético y no como un proceso de transformación biológico, metabólico, emocional, de aprendizaje, que genera bienestar y prevención de patologías crónicas.

De acuerdo con el congreso de alimentación, nutrición y dietética de España (2017) se evidencia la importancia del trabajo entre psicología y nutrición para abordar de manera integral el problema del peso de una manera más global, trabajando en los cambios de hábitos y mantenimiento del peso a largo plazo a través de herramientas de motivación, gestión de las emociones y aspectos de la alimentación.

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¿Cómo saber si los kilos son emocionales?

De acuerdo con el Centro de Psicología Nutricional hay ciertas pautas para reconocer cuales son las emociones presentes en la relación con la alimentación e identificar la necesidad que se crea por comer alimentos por antojo o por necesidad fisiológica.

Aprender a identificar el hambre fisiológica del hambre emocional; reconocer las emociones que desencadenan conductas que afectan nuestro organismo, nuestro sistema nervioso y hormonal y disparan el deseo de comer; el estrés, la depresión, la ansiedad, la frustración y la ira son emociones negativas que generan cambios bruscos en los hábitos alimenticios.

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Cuando aprendemos a identificar estas emociones y su posible causa, podemos controlar los impulsos de comer dependiendo del estado de ánimo, para esto, el desarrollo de nuevos hábitos como tomar agua o café, salir a caminar, escuchar música, hablar con alguien, nos ayuda a autocontrolar las sensaciones asociadas a la necesidad de comer desde la emoción y hacerlo realmente desde la necesidad fisiológica; además cuidar de un sueño saludable, es muy importante, porque es en este estado que sucede la regeneración celular y se repara nuestro sistema hormonal, dormir poco eleva los niveles de cortisol por lo cual se puede aumentar el deseo de comer por el estrés, además un descanso deficiente conlleva al envejecimiento prematuro.

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Generar nuevos hábitos ayuda a Transformar conductas como autocomplacencia, adicción y autosabotaje: El alimento no es recompensa, no es castigo y no nos calma.