Fontana, quien está en cuarentena por prevención —ya que una de sus colaboradoras dio positivo por el coronavirus —, emitió un video en el que buscaba dar un parte de tranquilidad a sus ciudadanos.

Si bien el político destacó que no está infectado, dijo que se someterá a un periodo de auto-cuarentena de 14 días.

En medio de su alocución, el presidente de la región de Lombardía trató de mostrar cómo se debe usar el tapabocas para frenar la propagación del virus. Sin embargo, lo que parecía una sencilla intervención terminó enredando, literalmente, al líder italiano.

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Inicialmente, Fontana trató de ponerse el elemento de higiene pero se encontró con las bandas del tapabocas que frustraron su primer intento. Desistió brevemente.

Acto seguido, lanzó una rápida mirada a su tapabocas, como tratando de descifrar el entramado que le impedía ilustrar a sus conciudadanos. Ahí vino el segundo ensayo.

Lanzó las cintas del tapabocas hacia atrás de su cabeza, pero este se quedó trabado. Parecía más un antifaz.

Pero ‘el que la sigue, la consigue’, y Fontana estaba empeñado en mostrarle a los italianos cómo se debe poner un tapabocas.

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Luego de un ligero forcejeo, el elemento llegó por fin a su destino: cubría nariz y boca, pero estaba lejos de estar bien puesto. Estaba desamarrado, chueco y con varias bandas colgando.

Sin embargo, Fontana prefirió omitir estos ligeros detalles. El tapabocas ya estaba en su cara, y con eso pareció bastarle.

Así, con varios elementos colgando de su cara, el político les decía a los habitantes de Lombardía que dentro de poco retomarán su vida cotidiana.

Segundos después, triunfante y con la satisfacción del deber cumplido, el presidente de Lombardía se retiró el incómodo elemento y sonrió, absolutamente liberado, a sus compatriotas.

Este es el curioso momento: