Los cambios físicos generalmente se hacen para sentirse mejor, por salud o porque la misma sociedad obliga a tener un prototipo físico; sin embargo, cuando se trata de cambiar de género es una decisión definitiva ya que conlleva cambios físicos acompañado de los hormonales.
Una mujer llamada Jay Langadinos, de Nueva Gales del sur en Australia, demandó a su psiquiatra por negligencia personal, por aprobar su tratamiento hormonal en tan sólo una cita. La chica, de tan sólo 20 años, había tomado la decisión de cambiarse de género y así convertirse en hombre.
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El psiquiatra Patrick Toohey, quien determinaría si la joven era apta para el tratamiento, la examinó y después de una única cita, estableció que presentaba disforia de género y así aprobó su terapia hormonal.
Jay, luego de haber hecho la transición a hombre, quedó inconforme, pues le extirparon útero, ovarios y otras características femeninas. La mujer afirma que después de los procedimientos quedó con “lesiones y discapacidades” así como complicaciones de la terapia, como la menopausia temprana, depresión y ansiedad, concluyendo que el psiquiatra no había tenido la suficiente precaución durante toda la transición.
Ahora, Jay, con 31 años, está demandando al psiquiatra, pues ella afirma que su funcionamiento psicológico está deteriorado y su capacidad de emplearse ha disminuido conforme a su transición. Declaró que “a medida que crecía mi infelicidad, sentí que la causa de mi infelicidad era porque no era hombre, así que la respuesta fue cambiar mi cuerpo aún más; tuve un colapso, no pude funcionar durante todo un año. No podía levantarme de la cama. Ojalá supiera en ese momento cuánto me dolía y porqué”.
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